Una ballena gris empuja una pequeña embarcación en la que viajan turistas, en un santuario natural de Baja California, al norte de México. Esta ballena, a la que los lugareños han bautizado “La Empalagosa”, regresa cada año junto a otras de su especie después de recorrer más de 20.000 kilómetros desde las heladas aguas del estrecho de Bering. Nadie sabe bien por qué, pero al animal le encanta interactuar con los seres humanos de manera espontánea, juega con los botes, los propulsa con suavidad y emerge cada tanto para salpicarlos con sus coletazos. El fotógrafo José Gregorio Ruiz Cheires capturó con su dron esta imagen que lo que lo catapultó a la fama y le valió ser distinguido este año como unos de los 100 fotógrafos mexicanos más creativos. Aunque Ruiz Cheires ya contaba con el reconocimiento de sus colegas de todo el mudo por sus fotografías para la National Geographic.