Seis semanas después de que el volcán Cumbre Vieja entrara erupción en la isla La Palma (Canarias), un nuevo peligro amenaza a miles de familias, como lo grafica esta fotografía de una casa cubierta por las cenizas del volcán que continúa en erupción. Las cenizas son susceptibles de contaminar aire, agua y alimentos, pero existe otra preocupación: al entrar en contacto con la lluvia, el peso de la ceniza se triplica y corren riesgo de derrumbarse los techos de las viviendas, al tiempo que se forma una especie de cemento que obstruye el alcantarillado. Con una economía ligada al turismo y al cultivo de bananas, la crisis volcánica tiene graves consecuencias socioeconómicas para la isla: más de 6.000 personas evacuadas, casi 400 hectáreas arrasadas por la lava, 1.000 edificaciones destruidas, kilómetros de calles y rutas cortadas y más de 3.000 hectáreas cubiertas de ceniza, muchas de ellas de cultivo.
