Un caballo es entrenado en una cabriola en el picadero de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, en Jerez de la Frontera. La coreografía es parte de un tipo de ejercicios denominado “Trabajo de mano”, en los que el caballo se deja llevar por su instructor ensayando diferentes, pasos característicos de la equitación antigua y la doma vaquera. La Real Escuela cuenta con 7 hectáreas y 120 ejemplares de pura raza española, que desde que empezó la pandemia no han podido ofrecer tan seguido su famoso espectáculo: “Cómo bailan los Caballos Andaluces”. Pero los animales requieren atención diaria, sacarlos de los boxes y moverlos para ensayar sus rutinas. El adiestramiento lleva unos cuatro años y se inicia con la sola presencia del cuidador y un mozo o asistente. Más tarde las gradas albergarán hasta 1.600 espectadores y decenas de fotógrafos cuyos flashes ya no logran asustarlos.
