En el Cementerio Municipal de Pasay, una ciudad promocionada por las agencias de viajes filipinas como destino turístico, más de 400 animales y 10.000 personas malviven en medio de la pobreza, las tumbas y las lápidas enmohecidas desde hace generaciones. El fotógrafo que registró el lugar para documentar el impacto de la pandemia, escribió: “Lo que vi no fue desesperación, sino una comunidad muy unida. Estas personas enfrentan dificultades increíbles que la mayoría de nosotros ni siquiera podríamos a imaginar, y hay esperanza».