Un ingeniero posa frente a un estanque que contiene un delfín animatrónico, una criatura hiperrealista de la firma californiana Edge Innovations, destinada a sustituir a los animales reales de los acuarios y parques temáticos. Con la caída en desgracia de estos espectáculos, así como la prohibición de captura, transporte y cría, la industria de los parques marinos se ha vuelto inviable como negocio. Pero el apetito de la audiencia por este tipo de entretenimientos permanece.
