La foto del día

Una restauradora italiana limpia el polvo y las partículas del aire que se depositan y afectan la estatua del David de Miguel Ángel en Florencia. Cada dos meses, el David, que Miguel Ángel terminó cuando tenía 29 años, en 1504, se presta con gusto a que lo limpien minuciosamente en la Galería de la Academia de la ciudad del centro de Italia, que preside desde hace más de 150 años. La escultura que emula al vencedor de Goliat, que muchos ven como el ideal del hombre perfecto, mide más de cuatro metros y fue realizada a partir de un único bloque de mármol. La restauradora se sube a un andamio y trabaja centímetro a centímetro con una aspiradora portátil y un cepillo de suaves cerdas sintéticas, en un ritual necesario para conservar en buen estado esta joya del Renacimiento, que el año pasado admiraron más de dos millones de visitantes.