Roman, herido por un ataque con misiles rusos en la ciudad de Vinnytsia el año pasado, actúa en una competición de baile de salón en Leópolis, Ucrania. Su rostro está cubierto por una máscara contra quemaduras, después de haber sido sometido a un año de injertos de piel y más de 30 cirugías. Los niños no tienen ninguna responsabilidad en las guerras, pero sufren sus cicatrices más profundas. Y pagan el precio más alto. Según Unicef, en los últimos 10 años, el número estimado de niños muertos como resultado de la guerra es de unos 10 millones. En 21 meses de guerra 508 niños han muerto en Ucrania como consecuencia de la invasión rusa, mientras que otros 1.646 han resultado heridos. Pero según la organización de defensa de los menores, es Gaza “el lugar más peligroso del mundo para un niño”. Más de 4.600 niños han muerto, 9.000 fueron heridos y otros 1.200 aún se encuentran debajo de los escombros.
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