Los colores intentan suavizar la rigidez y monotonía de la arquitectura de Pionyang, la capital y la ciudad más poblada de Corea del Norte. Obtener imágenes como esta se ha vuelto un extraño privilegio desde que en enero de 2020 Kim Jong-Un cerró las fronteras. Corea del Norte siempre ha estado rodeada de secretismo. Sólo 5.000 turistas no chinos pueden ingresar al país cada año y visitar “el milagro” de Pyongyang. Es que la ciudad resultó gravemente dañada durante la Guerra de Corea (1950-1953). La destrucción fue tan grande que muchas naciones recomendaron no reconstruirla en su lugar original. Sin embargo, fue rehecha con fondos y expertos urbanistas de la Unión Soviética, lo que explica la fisonomía de sus edificios. También con mano de obra aportada por China, que además condonó la deuda por préstamos otorgados durante la guerra, por lo que sus ciudadanos no necesitan visado para entrar al país.
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