Los pescadores se preparan para capturar peces con sus cormoranes en el río Nagara, en Oze, Seki, Japón. El arte de pescar con estas aves acuáticas tiene más de 1.300 años de antigüedad y consiste en balancear una canasta con antorchas sobre el río para despertar a los peces, que se alejan de sus lugares de descanso en el lecho y emergen sorprendidos por el reflejo. Eso les da a las aves la oportunidad de atraparlos y luego soltarlos en un cubo con la ayuda de los “ushos”, los maestros de cormoranes, que adiestran a estas aves que nadan a una velocidad de entre 3 y 4 metros por segundo, más rápido que los peces a los que cazan. El cambio climático está provocando fuertes lluvias y la necesidad de barreras contra inundaciones en un río que alguna vez estuvo tranquilo, con rocas más pequeñas y arena llenando el fondo y obstruyendo las rocas grandes que forman los hábitats de los peces. Así, esta tradición está desapareciendo.
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