La decisión de Gustavo Bordet de votaciones simultáneas fija un escenario electoral donde la situación económica y el panorama nacional serán determinantes. La importancia de los armados locales, principalmente en los departamentos Uruguay, Paraná, Concordia y Gualeguaychú, que en 2021 representaron el 57.4% del electorado.
Por Mariano Osuna
Entre Ríos es uno de los cuatro distritos del país que resolvió la concomitancia de las elecciones provinciales y nacionales, con un calendario que prosigue el próximo 14 de junio, con la finalización del plazo para la inscripción de los frentes políticos. Como explicó Punto y Seguido, la columna política de los domingos en LA CALLE, hay fortalezas y debilidades en esa decisión del gobernador Gustavo Bordet, donde uno de los elementos de análisis es el condicionamiento del contexto nacional.
Las características de esas configuraciones sociales, económicas y políticas del tablero general son diversas y complejas. La más tangible, que atraviesa el humor social, es la inflación y el poder adquisitivo de las personas, que este viernes tuvo un nuevo dato, con el anuncio del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes de abril, que arrojó una suba de 8,4%, con un acumulado en el primer cuatrimestre del año de 32%.
El desenlace del proceso inflacionario, en un esquema de comicios simultáneos, aparece como un factor protagonista entre los fundamentos que alimentan la elección del voto, especialmente en la franja de indecisos, que es inestable y oscilante en las distintas coyunturas proselitistas. A ello, añadirle el propio debate interno sobre la resolución de las reglas de juego en el Frente de Todos, especialmente entre las opciones de una contienda de fórmulas competitivas o la confección de una lista de unidad, agudizada por la negativa transitoria de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la dirigente con mayor piso electoral de la coalición gobernante, de ser la candidata del espacio.
Pese a la buena sintonía con Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y parte de los sectores de poder en el país, que algunos analistas definen como el círculo rojo, las posibilidades del actual ministro de Economía, Sergio Massa, de ser el plan B del peronismo se encuentra en inherencia recíproca a los resultados de la gestión, principalmente cuando refiere de los ingresos de las familias argentinas y su poder de compra. Los números inflacionarios de 2023, atravesado por la sequía, la crisis mundial, la inestabilidad cambiaria y las remarcaciones de precios, desgastan las chances de esa alternativa.
Perspectivas
Además del ojo puesto en el devenir de la situación económica y en el ordenamiento de los liderazgos y las candidaturas del Frente de Todos, emergen otras características dentro de las argumentaciones de la decisión de la oficina principal de Casa Gris, sobre el cronograma electoral. Allí surge, por ejemplo, la lectura sobre la posibilidad de una lista, en el cuarto oscuro, que lleve nombres en la categoría por la gobernación, atada a la imagen del postulante libertario a la presidencia, Javier Milei. Esa hipótesis expone una competencia de un sector significativo del electorado opositor con los precandidatos anotados de Juntos por el Cambio, los legisladores nacionales Rogelio Frigerio y Pedro Galimberti. En esa boleta viable se encuentran dos dirigentes con expectativas de ponerse el traje en Entre Ríos del sello “La Libertad Avanza”: por un lado Miriam Müller, que fue candidata a diputada nacional en 2021, con el lema “Entrerrianos por la Vida, el Trabajo y la Libertad”, donde cosechó 29.569 apoyos, es decir el 3,45% de los votos; y por el otro, Sebastián Etchevehere, hermano del ex ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, y nieto de Luis Lorenzo, que fue gobernador durante el período 1931-1935 y fundador del periódico El Diario de Paraná.
Otro elemento para la evaluación de virtudes y defectos de la decisión gubernamental sobre la concordancia de las votaciones es la propia configuración física de la boleta, donde las categorías más visibles son la presidencia y la intendencia. Esto deja en un lugar secundario, en materia de visibilidad, a la parte de la papeleta sobre la gobernación, y pone un rol estratégico a los armados locales y las realidades de sus comunidades. Esa construcción, vinculada con la competencia municipal, es uno de los puntos sólidos del oficialismo y una de las preocupaciones más relevantes de la principal alianza opositora. Esa última descripción no refiere a triunfos asegurados en los ejecutivos locales, sino a la realidad actual de las estructuras territoriales y de nombres con peso en toda la provincia, que es una de las debilidades de la táctica electoral de Frigerio.
El escrutinio definitivo de los comicios de 2019 constituyó un tablero político donde el 64,7% de las ciudades cabeceras de los 17 departamentos entrerrianos quedaron gobernadas por el peronismo, incluidas las cuatro más significativas en representación electoral, Paraná, Concordia, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay. Las otras localidades gobernadas por el Frente de Todos (o Frente Creer, según su denominación provincial) son Federación, Villaguay, San Salvador, Feliciano, Federal, Villa Paranacito y Diamante. En ese tablero provincial de los municipios más importantes, solamente el 23,5% son conducidos por Juntos por el Cambio, que son La Paz, Victoria, Gualeguay y Nogoyá, mientras que Colón y Rosario del Tala son comandadas por experiencias vecinalistas.
Cuando se visualiza la distribución territorial en los diferentes departamentos, una de sus conclusiones, tomando como fuente a los comicios de medio término de 2021, es que los cuatro departamentos de mayores dimensiones abarcan el 57,4% de los votos del padrón total: Paraná con el 27.7% de personas habilitadas para emitir su sufragio, Concordia con el 12.9%, Gualeguaychú con el 8.9% y Uruguay con 7.9%. Si a esa suma se le añaden los departamentos Federación (5.5%), La Paz (5.3%) y Colón (5.1%), la representación del electorado total se eleva a 73.3%.
Cuatro casos
En la capital entrerriana, la principal candidatura del oficialismo no tiene dueño unánime. Tras la confirmación de Adán Bahl, actual intendente de Paraná, de ser el nombre ungido por Gustavo Bordet para su sucesión, la calma en la principal ciudad electoral se reconfiguró. Sin postulante del núcleo de máxima confianza del ex Vicegobernador, los precandidatos principales son la actual ministra de Gobierno de la provincia, Rosario Romero, y el titular de la Unidad de Gestión Paraná de Anses, Gustavo Guzmán. En la vereda opuesta, emerge la primera grieta dentro de las opciones opositoras, atravesada por el enfrentamiento insalvable entre el ex concejal del PRO, Emanuel Gainza, y la actual diputada provincial de la UCR, Lucía Varisco, hija del fallecido ex Intendente, que terminó su mandato entre condena por narcotráfico y denuncias cruzadas con la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Aunque hay otros nombres lanzados hacia las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), del domingo 13 de agosto, aparecen muy lejos de los pisos electorales de la dupla mencionada.
En la capital del citrus, el peronismo tiene una profunda discusión interna, vinculada a que luego de 20 años, el candidato a gobernador, elegido por el actual Mandatario, no será nacido o adoptado por Concordia. No obstante, su presidente municipal, Enrique Cresto, sigue lanzado como postulante para dar la interna en la oferta electoral de la coalición gobernante. Su sucesión es otro dolor de cabeza, donde el viceintendente Alfredo Francolini, el senador Armando Gay, el vocal de Cafesg Eduardo Asueta, y el diputado Ángel Giano, se disputan la candidatura final, hacia los comicios generales del 22 de octubre. Los cuatro dieron gestos de acompañamiento a la candidatura de Bahl y representan sectores dispares dentro del peronismo local, que es un rasgo común de las problemáticas locales. En la alianza opositora, no son menores las dificultades pese a los comunicados y las fotografías conjuntas de sus postulantes. Allí están el presidente del PRO Entre Ríos, Eduardo Caminal, el dirigente de Evolución Radical, Francisco Azcué, el vocal de Cafesg, Marcelo López, y el referente del Movimiento de Integración y Desarrollo, Guillermo Marcone.
Gualeguaychú es otro de los distritos con alto riesgo de impacto, pieza indispensable de un departamento que también es semillero de figuras históricas de la política entrerriana, que va desde el actual intendente, Martín Piaggio, a los ex presidentes municipales Juan Bahillo, Luis Leissa y Emilio Martínez Garbino, y a los ex candidatos a la gobernación, Atilio Benedetti y Alfredo De Ángeli, entre otros. Su actual Mandatario local transita su segundo mandato en la administración de la ciudad del carnaval, y apuesta a ser el candidato, a la categoría estelar, de los desencantados de la estrategia oficial de Casa Gris. Bahillo, que aspiraba a lo mismo, ya dio su apoyo público al nombre designado por Bordet y declinó sus propias aspiraciones, que fueron sembradas por su nombramiento en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
En el peronismo aparecen varios nombres que, como ocurre en Paraná y Concordia, no logran el consenso total ni mayoritario dentro de las distintas patas del Frente, como el secretario de Desarrollo Social, Martín R. Piaggio, que además es primo del actual Intendente; el actual titular de la Administradora Tributaria de Entre Ríos (ATER), Germán Grané, la diputada provincial, Mariana Farfán, y el jefe del bloque de concejales del oficialismo, Juan Boari. De igual manera, el menú opositor comprende las mismas dificultades de fragmentación, con un abanico que incluye al abogado de la Asamblea Ambiental, Osvaldo Fernández, al concejal del PRO, Pablo Echandi, al dirigente de Nuevo Espacio, Francisco Álvarez, al comerciante y militante Diego Esnaola, al presidente del Comité departamental de la UCR, Ignacio Olano, al dirigente de Evolución, José Dorati, y al jefe comunal de Pueblo Belgrano, Mauricio Davico.
Concepción del Uruguay no es la excepción. El oficialismo transita un período de incertidumbre respecto de una eventual contienda interna que ya tiene anotado al ex presidente municipal de La Histórica, Marcelo Bisogni, y al secretario general de la Federación Entrerriana de Sindicatos de Trabajadores Municipales (Festram), Mario Barberán. Como anticipamos en otra columna esta misma la semana, la incógnita crucial pasa por la situación del viceintendente, Ricardo Vales, que a fines de abril pidió el reconocimiento del Partido Frente Grande, con el objetivo de tener habilitada una herramienta electoral ante un escenario de candidatura por fuera de la coalición de gobierno. El armado opositor tampoco tiene resuelta su propia interna, que por ahora protagonizan dos viejos conocidos en campañas por la intendencia, el ex presidente de la Sociedad Rural local, Juan Orrico, y el ex referente vecinalista, Aníbal Steren, acompañado de Viviana Boffelli, que fue en segunda posición dentro de su nómina de concejales en 2019.
La resolución en los cuatro departamentos descriptos y el desenlace en sus municipios, serán determinantes, como también el escenario nacional y el devenir del panorama económico, de las posibilidades electorales del peronismo entrerriano, en el propósito de retener la silla principal de Casa de Gobierno. Queda un mes para la confirmación de los frentes y 40 días para la presentación de las listas y la clarificación de sus nombres. Serán semanas dinámicas, de campaña, gestión y negociación, hacia un calendario electoral que continúa esta jornada con los comicios en La Pampa, Salta y Tierra del Fuego. También para algunos cargos en San Juan, ya que la votación para gobernador, como además ocurrió en Tucumán, fue suspendida por la Corte Suprema de Justicia, donde hizo lugar a presentaciones opositoras para la impugnación de las candidaturas de los actuales mandatarios Sergio Uñac y Juan Manzur. Será la continuidad de la agenda de este año, luego de los comicios de Jujuy, Misiones y La Rioja, donde triunfaron los respectivos oficialismos, que paradójicamente pertenecen a distintas líneas políticas y partidarias.