El enfoque mundial de la selva amazónica debe transformarse para evitar un punto de inflexión catastrófico e irreversible, según el estudio más completo de la región jamás realizado.
Más de 200 científicos colaboraron en el nuevo informe, que encuentra que más de un tercio del bosque tropical más grande del mundo está degradado o deforestado, las precipitaciones están disminuyendo y las estaciones secas se están alargando.
En reconocimiento de la situación crítica, los autores han formado un nuevo Panel Científico para el Amazonas (SPA), que publicó su primer informe el último día programado de Cop26 en Glasgow. El grupo tiene como objetivo cumplir una función de síntesis similar para la investigación sobre la selva amazónica como lo hace el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) para los estudios sobre el clima.
Uno de los fundadores, Jos Barlow de la Universidad de Lancaster, dijo que la urgencia de la crisis del Amazonas requería un cambio de perspectiva. “A principios de siglo, la muerte regresiva de los bosques a gran escala se consideraba una posibilidad remota, predicha por modelos hipersensibles. Sin embargo, ahora hay evidencia irrefutable de que partes de la Amazonía han alcanzado un punto de inflexión, con mega incendios, aumento de las temperaturas y reducción de las precipitaciones. Los severos cambios sociales y ecológicos significan que se necesita urgentemente un replanteamiento. No podemos seguir trabajando como de costumbre. El informe es un primer paso para fomentar ese replanteamiento».
Lo que destaca entre los muchos cientos de páginas del estudio inicial es la extraordinaria capacidad de la Amazonía para sustentar la vida dentro y más allá de las fronteras de la selva tropical. Dice que cada dos días se descubren nuevas especies en la región. La diversidad de plantas, insectos y animales confiere estabilidad y resiliencia a los ecosistemas locales, juega un papel crítico en los ciclos globales del agua y regula la variabilidad climática. La cuenca produce la descarga fluvial más grande de la Tierra, y representa del 16% al 22% de la entrada de ríos del mundo a los océanos.
Otros capítulos describen cómo estas funciones de importancia mundial se están debilitando como resultado de la conversión de tierras para ranchos ganaderos y plantaciones de soja, y las interrupciones de los sistemas fluviales por represas y represas hidroeléctricas. Aproximadamente el 17% del Amazonas se ha limpiado y más del 17% se ha degradado.
Los autores dicen que es posible que ya se hayan superado puntos de inflexión en algunas áreas, como el sureste de la Amazonía y en la frontera entre los estados del norte de Brasil, Maranhão y Pará, donde más del 70% de la selva tropical se ha ido y las especies que alguna vez fueron abundantes están en peligro de extinción.
“Para que la Amazonía sobreviva, debemos mostrar cómo se puede transformar para generar beneficios económicos y ambientales que serían el resultado de la colaboración entre científicos, poseedores de conocimientos indígenas y sus líderes, comunidades locales, sector privado y gobiernos”, dijo Carlos. Los conservacionistas son escépticos ya que la deforestación aumentó durante el mandato de Jair Bolsonaro.