La autodenominada “aventurera del rock”, falleció este lunes a los 68 años. La noticia la dieron a conocer a través de las redes sociales.
María José Cantilo, una de las mujeres pioneras de la escena musical de los 80, murió este lunes a los 68 años. Compositora y guitarrista, grabó nueve discos y colaboró con muchos de los principales artistas del rock nacional. Hasta el momento se desconocen las causas de su deceso.
María José Cantilo nació el 5 de julio de 1953 en Belgrano, en el seno de una familia numerosa con diez hijos, y el mayor de sus hermano fue Miguel Cantilo, integrante de Pedro y Pablo. La cantautora comenzó a estudiar guitarra desde los 7 años, y pasó su adolescencia en la casa de su hermano Miguel, donde también eran habitués otros músicos como Moris, Miguel Abuelo, Pappo, Kubero Díaz y Jorge Pinchevsky.
A mediados de los 70, María José decidió cambiar la Capital Federal por la Patagonia y se mudó a El Bolsón para vivir en una comunidad autosustentable. En 1982 volvió a Buenos Aires, y su regreso coincidió con el comienzo de su carrera como cantante. Luego de un paso por los festivales de La Falda y BA Rock, donde se presentó solo con su guitarra, María José Cantilo grabó su álbum debut en 1984, con un elenco de invitados que incluía a David Lebón, León Gieco, Osvaldo Fattorusso, Daniel Colombres y su hermano Miguel Cantilo. A pesar de que el álbum poseía una versión en castellano de “Hurricane”, de Bob Dylan, la recepción del disco fue moderada.
La respuesta moderada que recibió su primer trabajo discográfico hizo que Cantilo se tomase cinco años para planear el paso siguiente. En banda vio la luz en 1989, pero el éxito también le fue esquivo. En mayo de 1990 hace una osada producción para la revista Playboy bajó el titulo: “Desnudamos a una Star del Rock”.
Tres años más tarde, su vida sufriría un duro revés cuando, como consecuencia de un juicio por tenencia y tráfico de estupefacientes, María José pasó dos años y dos meses detenida en el penal de Ezeiza, una experiencia que narró en el libro Desde la cárcel, publicado en 1994.
“En la cárcel aprendí mucho. Pero me hice cargo. Lo asumí, lo elaboré y lo superé. No pretendo enterrar esa etapa de mi vida para que nadie la vea. Y la prueba está en que cargué con el estigma al hombro, caminé con él y siempre di la cara. Pero después de tanta oscuridad, me dediqué a asimilar luz. Lo primero fue Aimé… y después libros, música y amor. Ahora sólo tengo que evitar que me vuelva a pasar lo mismo”, reconoció la cantautora en alguna oportunidad.
“¿Le dejó alguna enseñanza el hecho de haber estado presa?”, le preguntaron una vez y ella no tuvo vueltas al responder. “Que no se puede andar bardeando por la vida”, dijo. “En un tiempo trabajaba con gente de energía muy baja. Arriesgué demasiado. Me vino el palo y me costó digerirlo. Me metí en un tema que lindaba con la ilegalidad. Uno nunca quiere hacer mal, pero a veces bardea, de inconsciente nomás”, trasncurrido ese tiempo oscuro que supo transitar a lo largo de su vida.
“Ya rendí las materias más difíciles de mi vida, las que menos me gustaban. Ahora tengo derecho a ser feliz”, le comentó al diario Página/12 en 2000, sobre su regreso a la música, que había comenzado en el año anterior con el disco Sai Ram. Al año siguiente lanzó otro disco, esta vez con un repertorio de standards de bossanova y jazz, y el gesto marcaría su carrera de ahí en más. Su último disco publicado es Esencia, de 2011, producido por su hijo, el guitarrista Gaspar Benegas.
Haciendo un balance a la hora de presentar su último trabajo, reconoció: “No he tenido demasiada repercusión mediática con mis discos independientes, pero esta vez y en lugar de tratar de agradar al mercado quise hacer algo que me representara cabalmente”. Y mientras durante gran parte de su ultimo tiempo repartió su vida entre El Bolsón y Buenos Aires, Cantilo celebraba de escaparle a los rótulos pero seguía considerándose como parte del rock.
“Mis últimos discos los hice con Gaspar y con Baltasar (Comotto) y eran súper rockeros, pero aunque Esencia es de baladas, yo no me quiero bajar de ahí. A mí me gusta hacer música para conmover y eso tiene que ver con una cosa rockera de la que me siento parte”, consideraba la artista cuando 12 años atrás era protagonista de su último lanzamiento al mercado musical. A lo largo de su vida fue decantando la fascinante pasión terrenal y carnal por la armonía espiritual, pero nunca renunció a lo sanguíneo a lo que ella consideraba como “un doble juego hermoso”.