Una familia tipo –de dos adultos y dos menores– necesitó percibir $64.000 para no ser indigente. En octubre la suba había sido de 9,5%, lo que marca una fuerte caída.
El costo de la canasta básica alimentaria registró en noviembre un incremento de 3,1%, lo que determinó que una familia tipo, compuesta por dos adultos y dos menores, necesitó percibir ingresos por $64.012 para no ubicarse en situación de indigencia, informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
El organismo también dio cuenta que el costo de la canasta básica total, que además de los alimentos mide productos de indumentaria y servicios, aumentó 4,4% el mes pasado, por lo cual el mismo grupo familiar necesitó contar con $145.948 para no caer por debajo de la línea de la pobreza.
En los primeros once primeros meses del año, la canasta básica alimentaria aumentó 94,2% y la canasta básica total, 91,7%, amplió el Indec.
En tanto, en los últimos doce meses, la canasta alimentaria acumuló una suba de 101,8% y la canasta básica total, 97,4%, detalló la dependencia oficial.
Desde la cartera económica explicaron en esa oportunidad que «la confirmación de un proceso gradual de reducción inflacionaria, que si bien puede tener algún mes dispar, se espera que marque una tendencia durante el primer cuatrimestre de 2023».
En ese sentido, se destacó el impacto de algunas de las políticas y acuerdos de precios que se vienen implementando desde el Palacio de Hacienda que habrían permitido, por ejemplo, que el segmento alimentos sea el de menor crecimiento de los 12 rubros que utiliza la metodología del Indec.
La canasta básica alimentaria está determinada tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades.