La Aduana Vieja de Concepción del Uruguay, un símbolo con 175 años de historia

El edificio de la antigua Aduana de Concepción del Uruguay, construido a mediados del siglo XIX y declarado Monumento Histórico Nacional en 1991, es rescatado en el marco de los 25 años del Diario UNO como testimonio del comercio fluvial, la figura de Urquiza y la organización nacional.

La construcción del edificio comenzó en 1848 bajo la dirección del arquitecto Renón y fue culminada en 1859 por el arquitecto Fosatti. Su diseño de simetría axial cuenta con un pórtico de estilo italianizante y una distintiva torre-mirador con almenas, un elemento singular de la arquitectura rural litoraleña. La estructura fue levantada con ladrillos fabricados, según la tradición, en el Saladero Santa Cándida.



La Aduana materializó los conflictos políticos del siglo XIX, que culminaron con la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852, y dio lugar a la libre navegación de los ríos. El investigador Jorge Miguel Haidar destacó que el puerto de Concepción del Uruguay, convertido en puerto de ultramar, fue «muy importante» para la comercialización de productos, principalmente del Saladero Santa Cándida, propiedad del general Justo José de Urquiza, y para la llegada de inmigrantes.

El edificio funcionó como centro de control del comercio regional y nacional hasta 1887, cuando la construcción de un nuevo puerto redujo su actividad. Posteriormente albergó dependencias del Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la provincia.

En 1972, el edificio cobró un nuevo protagonismo al convertirse en sede de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), uso que garantizó su conservación y le otorgó un rol educativo. El 3 de abril de 1991 fue declarado Monumento Histórico Nacional, reconocimiento que lo incorporó oficialmente al patrimonio cultural argentino.

Hoy, el edificio se erige no solo como una obra arquitectónica de valor excepcional, sino como un símbolo de la historia económica, social y política del Litoral argentino, recordando la visión modernizadora de Urquiza y la vocación federal que dio identidad a Entre Ríos.