Inquietudes existenciales

Señor director:
En la vida de todo el mundo hay altos y bajos. Apenas uno se desmotiva por algo, pierde interés en buscar respuestas para todo cuanto ignora. Algunos recurren a los estimulantes artificiales, pero éstos en vez de resolver problemas, los aumentan. La ignorancia desmorona, el conocimiento levanta, y aprender a volar con alas propias libera y reconforta.
¿Qué es lo que uno busca en su relación con el mundo, las personas y las cosas? La mayoría buscamos satisfacciones inmediatas en términos de disfrute sensorial, o intelectual; sensaciones que respondan a las expectativas de los sentidos y la mente, en los que habitualmente apoyamos nuestro diario existir. Pero al mismo tiempo intervienen motivaciones inconscientes ansiosas de encontrar respuestas para una parte desconocida de lo usualmente etiquetado como decepción, aburrimiento, inseguridad, frustración, o complejos usualmente inconfesables.
Las inquietudes existenciales provocan preguntas como estas:
¿Qué es lo que realmente sucede mientras lo automático se apodera de mí y de mi tiempo, pensando, sintiendo y actuando por su cuenta?
Respuesta posible: Que no actúo desde mi centro; que me desconozco, y que la parte esencial de mí se ha habituado a no intervenir como protagonista principal de mi vida en todas las situaciones y momentos. ¿Qué es lo que realmente ocurre en el momento en que, al uno intentar describir algo que le ha dictado el corazón, experimenta un lapsus?
Respuesta posible: Algo distinto a lo habitual, que la distracción y la rutina impiden percibirlo. Lo habitual es que la mente corra de un lado para otro poniendo nombres improvisados a las cosas que no entiende e interpretando el obrar conforme a conceptos prestados o poco definidos. ¿Qué es lo que, mientras padecemos la atropellada vida de usos y costumbres, hace que nos parezca estar vivos sin estarlo? Respuesta posible: La rutina nos lleva por una línea de acción que, por ser tan frecuentemente utilizada, desvía nuestra atención sin permitirnos saber lo que, por no saberlo, nos hace sentir decepcionados e incompletos. ¿Qué es lo que realmente sabemos cuándo creemos saber algo? ¿Qué sabían los venerados sabios antiguos que nosotros no sabemos? ¿No será el saber un eterno preguntar sobre el antes y el después de las cosas, acampado en el umbral del tiempo sin tiempo? Respuesta posible: Lo único que nos ayuda a comprender la realidad que conforma nuestra existencia es recordar lo que hemos olvidado. A un pasajero con Alzheimer que transita por un Aeropuerto le es imposible recordar quién es, de donde ha partido y adonde se dirige. Saber implica recordar, y recordar implica recuperar la memoria original.
Lucas Santaella