Homilía del 25 de Mayo: un llamado a la solidaridad y la responsabilidad social

El presidente Javier Milei participó en la Catedral Metropolitana de la tradicional ceremonia de Tedeum por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, el primero de su mandato, y escuchó atentamente la homilía del arzobispo porteño, Jorge García Cuerva.

El mandatario caminó desde la Casa Rosada acompañado por su Gabinete: a su derecha estuvo la vicepresidenta, Victoria Villarruel; y a su izquierda, el ministro del Interior, Guillermo Francos.

El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, también formó parte de la comitiva que acompañó a Milei, aunque llamó la atención que no fuera mencionado por el locutor oficial al enumerar a los acompañantes del presidente en la ceremonia eclesiástica.

En el Tedeum del 25 de Mayo, el arzobispo Jorge García Cuerva instó al presidente Javier Milei a «tomarse en serio las parálisis del pueblo» y a no postergarlas «en nombre de un futuro prometedor».

«El mensaje que compartiré quiere ser un aporte a la luz de la palabra de Dios para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina, convencido de que entre todos construimos la Patria, más allá de saber que, luego, puedan ser tomadas algunas frases aisladas para querer alimentar la fragmentación», declaró el cardenal primado de Argentina al iniciar la ceremonia en la Catedral Metropolitana.

Continuó: «Hoy nos presentamos ante Dios como nación y le pedimos que nos cure, porque parece que tenemos las manos paralizadas para el encuentro que construye fraternidad, las manos paralizadas para abrazar a los heridos por la soledad y la tristeza, las manos paralizadas para ser solidarios con los que menos tienen.»

«También le pedimos a Dios que nos libre de las manos manchadas de sangre por el narcotráfico, de las manos sucias de la corrupción y la coima, de las manos en el bolsillo del egoísmo y la indiferencia», agregó García Cuerva.

En su homilía, el arzobispo enfatizó: «Debemos tomarnos en serio las parálisis de nuestro pueblo. Hay parálisis que no pueden postergarse: su retraso en nombre de un futuro prometedor tendría consecuencias nefastas e irreversibles en la vida de las personas y, por ende, de toda la sociedad, un precio demasiado alto que no podemos permitirnos: la malnutrición en la primera infancia, la falta de escolarización y acceso a servicios de salud, los ancianos y jubilados incapaces de sostenerse dignamente, son algunos ejemplos impostergables.»

Desde la Catedral Metropolitana, el arzobispo local señaló que la mirada de Jesús «alerta sobre la insensibilidad hacia los más desprotegidos, reclama mayor compromiso y cercanía con quienes sufren.»

Ante la atenta mirada del presidente Javier Milei, apeló a la «conciencia» de cada uno: «En estos tiempos difíciles, ¿qué estoy haciendo por los más pobres y los que sufren? ¿Podremos mirarnos y responder a esa pregunta sin culpar a otros, sino asumiendo la responsabilidad, incluso realizando una autocrítica madura que nuestro pueblo necesita escuchar?»

«Nuestra gente está haciendo un gran esfuerzo y no podemos ignorarlo. Hay que acompañar con hechos y no solo con palabras ese enorme esfuerzo de nuestra gente. Por eso siguen doliendo algunas acciones de la dirigencia que están desconectadas de la ciudadanía de a pie, como los recientes aumentos de sueldos», señaló.

Frente al presidente y los miembros del Gabinete, García Cuerva pidió «eliminar la doble vara» al juzgar la política y subrayó: «No es lo mismo unirse que confabular; no es lo mismo fraternizar y fomentar la cultura del acuerdo que ser cómplice del mal solo para destruir al otro, creyendo que cuanto peor, mejor.»

«Eso nos destruye a todos y socava los cimientos de la Patria: es como un sismo que nos impide ponernos de pie», expresó el cardenal.

Prosiguió: «El pasado nos enseña que todo lo que amamos se puede destruir mediante la instrumentalización y el odio, ya que priva al cuerpo social de las defensas naturales contra la desintegración y la fragmentación social, un beneficio instantáneo para los saqueadores de turno e incapacidad presente para pensarnos como Nación.»

Antes de iniciar la oración del Padre Nuestro, el cardenal primado de Argentina expresó: «Pidamos para que no desfallezcan en el esfuerzo todos los hermanos que están trabajando arduamente para salir adelante.»

Al finalizar la ceremonia, García Cuerva se acercó a Milei, intercambiando algunas palabras tras el saludo. Luego, el presidente abandonó la Catedral Metropolitana y, sin hacer declaraciones a la prensa, se subió a un vehículo oficial para continuar con su agenda de actividades en la provincia de Córdoba.