Hojas Sueltas. Vuelven los 90

Andrés Asiain - Economista

La asunción de Javier Milei con sus políticas liberales de desregulación, privatización y promesas de dolarización entusiasmaron a un sector de la sociedad con la posibilidad de revivir la experiencia menemista de la convertibilidad. Las menciones elogiosas al ex presidente Menem y al creador de la convertibilidad Domingo Cavallo, junto a la asunción en diferentes cargos de “los hijos de” varios protagonistas de aquellos tiempos noventosos.
La historia se repite, primero como drama y luego como comedia, señalaba un filósofo alemán. Pero esa sentencia puede representar la experiencia menemista, como una repetición cómica de la dramática experiencia neoliberal de la última dictadura. Recurriendo más a la cinematografía que a la filosofía histórica, se puede decir que las terceras y cuartas películas de una zaga exitosa suelen ser muy malas. Así podemos calificar a la tercera experiencia neoliberal moderna (el macrismo) y al cuarto intento que estamos padeciendo.
A nivel geopolítico, el experimento menemista de relaciones carnales se producía en un contexto de derrumbe de la URSS, donde EE.UU. emergía dominante a nivel global.
En cambio, Milei se alinea con esa potencia en retroceso, dando la espalda a la realidad comercial y de inversiones en la región de una China en expansión.
Por el lado económico, las “joyas de la abuela”, las grandes empresas del Estado que Menem privatizó, en parte, para lograr una reestructuración exitosa de la deuda externa (el plan Brady, que incluía canjear bonos de los acreedores por acciones de las privatizadas al 100% de su valor nominal), hoy son menos numerosas y de más bajo valor. YPF, Banco Nación y algunas tecnológicas, no parecieran lograr un impacto de inversiones cuantiosos, en una época donde la avaricia buitre reclama, vía juicios arreglados, valores que superan los de dichas empresas.
Por su parte, el festival de deuda externa tomado por la gestión de Mauricio Macri, ya fue renegociado por Alberto Fernández que pateó el problema hacia adelante, por lo que la actual y siguiente administración deberán enfrentar un difícil calendario de vencimientos.
En ese contexto, la posibilidad de recrear los 90 descansa sobre el actual plan libertario de generar una aceleración inflacionaria que licue los ingresos y ahorros de la población, para luego intentar ensayar una precaria dolarización sin dólares. Un plan extremo que puede terminar más cerca de la hiper y los saqueos voltearon a Alfonsín, que al posterior experimento menemista.