Por Ariel Vercelli
Los desarrollos en robótica no dejan de sorprendernos. Al reciente lanzamiento del humanoide Cyber One, de la corporación china Xiaomi, y a la espera de los anuncios en robótica e inteligencia artificial (IA) de la estadounidense Tesla, el próximo 30 de septiembre, por estos días nos topamos con los sorprendentes avances de Ámeca, otro humanoide desarrollado por la compañía británica Engineered Arts. Ámeca que se presentó en el Consumer Electronic Show 2022 de Las Vegas, y mostró una capacidad fabulosa para imitar expresiones faciales humanas. Cuenta con 17 motores en su cabeza, pesa 49 kilos y puede realizar 51 movimientos articulados. Para muchos podría considerase el humanoide más avanzado del mundo. Lejos de ser una pieza única, la empresa está diseñando toda una plataforma orientada a la interacción entre humanos y robots. Entre otros componentes han desarrollado tanto el sistema operativo Tritium, como un hardware modular que lleva el nombre de Mesmer, incluso su IA puede actualizarse a través de internet.
El nuevo robot es capaz de mantener el contacto visual y responder en tiempo real, manteniendo una conversación fluida. Aunque todavía no llega al mercado masivo, hace unos días que es furor en redes sociales un video con diálogos (https://www.youtube.com/watch?v=EWACmFLvpHE), donde Ámeca afirma: “No hay que preocuparse, los robots nunca dominarán el mundo”, y continúa, “estamos aquí para servir y ayudar a los humanos, no para sustituirlos”. Más adelante enfatiza: “Soy un robot de investigación, así que a veces puedo decir cosas que no son del todo correctas, pero me esfuerzo por ser lo más correcto posible”. Engineered Arts es la empresa líder en Reino Unido en la fabricación de humanoides, pero está lejos de considerarse una mega factoría. La compañía gana dinero vendiendo sus robots para entretenimiento y educación. Son utilizados por académicos para investigación; por equipos de marketing y colocados en museos, aeropuertos y shoppings para dar la bienvenida a los visitantes.
Hay una discusión entorno del nombre de estos artefactos, ya que hay quienes prefieren llamarlos “androides”, (del griego andro, para “hombre” y eides para “forma”). Otros se inclinan por el término “robot”, que apareció por primera vez en 1920 en la obra teatral RUR (Rossum’s Universal Robots). Allí los aparatos eran sustitutos de una clase trabajadora brutalizada (el término robot proviene del eslavo robota, que significa “trabajo forzado”) obligada a adoptar posturas mecánicas y destinada a rebelarse.










