Hojas Sueltas. “Soy venenoso”

Ballpoint pen attached to blank loose-leaf paper placed on wooden table

Por: David Bueno
Doctor en Biología. Genetista.

Hace tiempo que se discute hasta qué punto los depredadores son capaces de valorar el grado de toxicidad de sus posibles presas a través de colores llamativos. Los investigadores Thomas White y Kate Umbers, de la Universidad de Sydney, en Australia, han publicado un estudio en la revista “Proceedings of the Royal Society” que indica que las diferentes características asociadas a un color, como el brillo y el contraste, se correlacionan de manera directa con el grado de toxicidad, lo que puede ser utilizado por los depredadores para decidir si corren el riesgo de devorarlos. Muchos animales acumulan sustancias tóxicas para evitar a los depredadores. A menudo, esta toxicidad va acompañada de señales que lo indican a través del color. En terminología científica, esto se llama aposematismo. Se define como un mecanismo de defensa primaria, el color, que advierte a los depredadores de la existencia de otro mecanismo de defensa secundario, una sustancia tóxica. Esos colores suelen ser muy brillantes y contrastados: tonos rojos, verdes y amarillos muy vivos y llamativos. En cuanto a la toxicidad, hay animales que tienen un gusto muy amargo, como las mariquitas. Su color rojo vivo con manchas negras es una advertencia a sus posibles depredadores. Otros producen toxinas que pueden matar a quien ose comérselos, como la rana de dardo dorada, de color oro. El veneno de un solo individuo puede matar a 20.000 ratones. Desde hace tiempo existe la duda de si hay una correlación directa entre la vistosidad y el grado de toxicidad. Es lo que los investigadores llaman honestidad de las señales aposemáticas. White y Umbers examinaron 24 casos diferentes. Uno de los aspectos que tuvieron en cuenta es la relación que hay entre la sustancia tóxica y el color. Los resultados indican que tanto el brillo como la saturación, la tonalidad y el contraste incrementan cuando lo hace la cantidad y la toxicidad del veneno. Los individuos que acumulan más toxinas destacan más que los que acumulan menos, y las especies más tóxicas también presentan un brillo, una saturación, una tonalidad y un contraste superiores a las que son algo menos venenosas. Tal y como dicen los autores al final de su artículo, “en las especies tóxicas el aposematismo es honesto; los colores no engañan”