Por Ariel Vercelli
Los cambios tecnológicos también están afectando a los deportes. Basta mirar la influencia que estos cambios tienen sobre deportes tan diferentes como moto GP, el automovilismo, el rugby, el ajedrez y hasta el mismo fútbol. El Mundial 2022 de Qatar está mostrando, justamente, esta tendencia. Las tácticas y estrategias de los equipos parecen revisar en profundidad estas innovaciones tecnológicas. A la exitosa (o polémica) introducción del VAR (Asistente de Video para Árbitros) que implementó FIFA en el Campeonato Mundial de 2018 se sumaron ahora, luego de tres años de pruebas y desarrollos, la novedosa tecnología del fuera de juego semiautomático.
Se trata de un nuevo asistente tecnológico para que los árbitros puedan tomar decisiones más rápidas, precisas y fiables sobre la regla del off side. A su vez, este dispositivo tecnológico también ayuda a que el público en los estadios o en otras pantallas puede revisar las jugadas más complejas y discutidas. La tecnología del fuera de juego semiautomático integra 12 cámaras que filman todo el partido y que a través de sensores y de inteligencia artificial permite seguir los movimientos, tanto de la pelota como de los mismos jugadores. Por un lado, el balón oficial de Qatar 2022 Al Rihlá de Adidas incorporó un sensor que mide la inercia de la pelota y envía unas 500 veces por segundo al VAR tanto su posición como el momento exacto en que es impactado por un jugador.
El otro elemento clave es el monitoreo de los mismos jugadores, el sistema usa también las 12 cámaras para colectar y enviar también unas 500 veces por segundo hasta 29 datos posicionales de cada jugador y, menos las manos, de todas las partes del cuerpo con las que se puede hacer un gol. Con toda esta información el sistema recrea el partido en tiempo real y alerta a los árbitros sobre posibles movimientos fuera de juego. Estas alertas dan lugar a una revisión manual de los videos del partido y a posibles avisos al primer árbitro quien, por ser un sistema semiautomático, siempre se reserva la decisión final sobre las jugadas analizadas. Los cambios que traen las inteligencias artificiales son ostensibles: en unos 25 segundos el sistema puede alertar a los árbitros del VAR y, en caso de ser necesario recrear una imagen de 3D para ser compartida con el primer árbitro y con todos los públicos posibles.
