24.4 C
Concepción del Uruguay
domingo, diciembre 15, 2024

Hojas Sueltas… Pierden los pobres

Néstor Belini

El levantamiento de la sesión en la Cámara de Diputados de la Nación por los desaforados gritos de legisladores de la oposición y la destemplada respuesta de legisladoras del oficialismo -hay que reconocer que justificada-, fue un capítulo más de la obra de demonización y desgaste de la Política. En este tipo de puesta en escena sólo pierden los pobres y los trabajadores ocupados y desocupados, que ven cómo la única herramienta de la que disponen para transformar las duras realidades a las que políticas económicas antipopulares y antinacionales los condenan a vivir, es reducida a un sainete grotesco.

El abordaje en los medios, sea del lado de la “grieta” que se posicionen, no tuvo variaciones. De acuerdo al “bando” en el que se reviste o desde el que se elige comunicar, se emitieron y escribieron abordajes que reprochaban a cada sector la responsabilidad por el fracaso de la sesión, en la que, entre otros temas, se iba a debatir la creación de nueve universidades. Entre esas nueve se encontraba la nacionalización de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader).

Aquellos abordajes encontraron, dentro del plan sistemático de desprestigio de la actividad política y por extensión, sindical, un apoyo multiplicador en las redes sociales. Se sabe que en estas no priman análisis bienintencionados, sino que se destacan los mensajes que promueven el odio, el enfrentamiento y la desaparición del adversario o del que piensa distinto.

Que la esencia de la oposición es el conflicto por el conflicto mismo, no debería sorprender a nadie, como así tampoco que luego se deshaga en manifestaciones reclamando diálogo y espacios para consensuar “los temas que nos importan a todos los argentinos”. Tales conductas son estudiadas y promovidas desde Think Tank, laboratorio de ideas, de las organizaciones políticas que profesan las ideas del credo neoliberal. A ellos y a los intereses que representan tras bambalina, les “viene al pelo” que la sociedad observe escenas como las de la sesión del jueves 1 de diciembre. Así, entienden, se confirmaría que la Política no sirve para “nada”, que solo es funcional “a los políticos que se enriquecen” mientras “la gente” se empobrece. La formulación está plagada de abstracciones y generalizaciones que pretenden ocluir el debate, presentando un escenario de un “país inviable” y una población “que no quiere trabajar”.

En este tristísimo caso, también merece un llamado de atención la conducta del oficialismo. Puntualmente, las destempladas manifestaciones de las legisladoras oficialistas que manifestaron su repudio al grito de “violentos”, para exponer el inapropiado accionar machista y misógino de dos legisladores opositores, se trata de dos provocadores profesionales, contra la presidenta de la Cámara. La lupa se posa sobre el oficialismo porque, por procedencia política, representa los intereses de las mayorías postergadas.

El avance de los feminismos es celebrado por muchísimas organizaciones políticas y de la sociedad civil. Hay que recordar y destacar que fue necesario debatir en la Legislatura, no por un reconocimiento de una situación de flagrante injusticia sino por las incansables luchas de las mujeres, leyes que protegieran a las mujeres de la violencia patriarcal y promovieran condiciones de equidad laboral para comenzar a equilibrar los platos de una balanza desequilibrada por siglos.

No obstante aquellas luchas inspiradoras, la reacción de las legisladoras no pareció ser la respuesta más adecuada para poner en exhibición un plan bien diseñado, que además cuenta con el apoyo de un complejo comunicacional descomunal que genera sentidos e impone interpretaciones, sin importar si se violentan los hechos, que en periodismo, son sagrados. Así, para muchos ciudadanos y ciudadanas quedó la imagen de legisladores y legisladoras que serían “incapaces de ponerse de acuerdo”. No caer en provocaciones como las del jueves es condición indispensable para comenzar a reconstruir un entramado social agredido por décadas a golpes de planes económicos y levantamientos militares acicateados por “los desconocidos de siempre”

--