Hojas Sueltas… Noticias de odio

Luis Britto

La mayor parte de la producción económica proviene del trabajo social: el fruto del trabajo ha de ser socialmente distribuido en proporción al aporte para crearlo. Según el Banco Mundial, el total de personas que viven en la pobreza o son vulnerables a ella es de más de 5.000 millones de personas, algo menos del 70% de la población mundial. Un reporte de Naciones Unidas publicado este miércoles indicó que el hambre en el mundo creció el año pasado y 2.300 millones de personas tienen dificultades moderadas o graves para conseguir comida suficiente, antes incluso de la guerra en Ucrania. En medio de esta expansión de la miseria, las 20 personas más ricas del mundo casi triplicaron sus fortunas al aumentarlas en 500.000 millones de dólares. Amparar la humanidad es corregir un sistema económico que incrementa pobreza para los trabajadores a costa de multiplicar dividendos para unos pocos. Así como el ser humano no puede ser esclavo, no puede la humanidad ser esclavizada por una deuda pública impagable que representa el 256% del PIB Global: más de dos veces y media lo que el planeta entero produce en un año. Sólo habrá democracia cuando el voto elija, no sólo a quienes gobiernan lo político, sino también a quienes manejan la economía y la manera en que distribuyen la riqueza que todos producimos. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, el gasto militar subió un 5,6%, mientras el PIB Global cayó 5,4%. ¿Qué pasaría si en lugar de aplicar tan colosales cifras a la muerte, se las dedicara a los crecientes problemas de desempleo y pobreza? El conocimiento es la más elevada creación del género humano. Proteger la humanidad es hacerlo accesible, difundirlo mediante la educación gratuita en todos sus niveles, evitar que, a través de normativas industriales, de propiedad intelectual y patentes quede acaparado para unos pocos lo que es indispensable para todos. Proteger la humanidad es defender la verdad. Así como hay dictadura cuando un poder no elegido aplica por la fuerza las políticas que le convienen, hay despotismo cuando el poder mediático monopolizado determina lo que se comunica y lo que se mantiene en secreto. Defender la nación es apoyar a quienes defienden la verdad. A quienes denuncian la conversión de los medios en vastas redes de banalidad, desinformación y odio. En esta batalla no hay neutrales.