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Concepción del Uruguay
viernes, julio 26, 2024

Hojas Sueltas… Miedo a la vejez

Arturo Brooks

En 1907, unos meses antes de cumplir los 50 años, y aterrorizado de envejecer, Sigmund Freud escribió en su libro “Sobre la psicoterapia” que, “alrededor de los 50, la elasticidad de los procesos mentales de los que depende el tratamiento es, por regla general, inexistente. Los ancianos ya no son educables”. Freud creía que cualquiera que tuviera más de esa edad estaba tan pasado de moda que incluso la terapia era imposible. Este es el origen de la teoría del “Deterioro lento y prolongado”. También es por eso que creemos que no se le pueden enseñar nuevos trucos a un perro viejo. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la verdad. Por empezar, Freud escribió varios de sus libros más importantes entre los 50 y 60 años. Si bien nuestras habilidades mentales y físicas disminuyen con el tiempo, resulta que la mayoría de ellas son habilidades que se usan o se pierden. Esto significa que, si nunca dejamos de usar estas habilidades, podemos aferrarnos a ellas, e incluso mejorarlas. Tomemos, por caso, el VO2 Max, que mide el rango superior de nuestra capacidad aeróbica. Si subimos escaleras, el VO2 Max es el que determina por cuánto tiempo lo podemos hacer. El VO2 Max comienza a ceder a los 20 y cae por un precipicio después de los 50. Durante años, los científicos creyeron que no había nada que pudiéramos hacer sobre esta situación. Pero entonces los maratonianos, triatletas y ultracorredores (en sus 60, 70 y 80 años) comenzaron a registrar tiempos imposibles. Entonces, los investigadores decidieron observar más de cerca a los atletas octogenarios de élite. Descubrieron que un entrenamiento adecuado borraba 50 años de declive. El VO2 Max de los atletas de 80 era igual al de los sanos de 35. La fuerza es otro ejemplo. Las fibras musculares comienzan a disminuir en número una vez que llegamos a los 50, pero, si se entrena adecuadamente, esas fibras musculares perdidas son amortiguadas por el sobredesarrollo de las fibras restantes. Otras capacidades que declinan con el envejecimiento, como la memoria de trabajo, la multitarea o la concentración, resultan de una disminución “natural” en el control cognitivo. Sin embargo, una vez más, este declive es opcional porque, afortunadamente, el cerebro permanece plástico a lo largo de la vida, y muchos deterioros relacionados con la edad pueden revertirse a través de ejercicios físicos y entrenamiento cognitivo.

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