Por Andrés Asiain
La suba del dólar ilegal (blue) repercute en precios, reservas y el tipo de cambio oficial. Eso no es ninguna novedad. Los movimientos alcistas de las divisas que se han visto esta última semana, y en los meses anteriores, tienen que ver con un contexto general de bajas reservas en un año electoral, en el que siempre se espera que haya tensiones cambiarias que incidan en la economía de distintas maneras.
Podríamos señalar como el punto de partida de la actual situación a la sequía, que está perjudicando fuertemente el ingreso de dólares al Banco Central (BCRA), lo que naturalmente dificulta la acumulación de reservas. Si bien es cierto que esta semana los rumores acerca de una inminente devaluación incidieron en el alza en los tipos de cambio, como elementos circunstanciales, se inscriben en un contexto de problemas coyunturales por la sequía, las bajas reservas y el año electoral. Uno de los principales problemas que trae esta situación de inestabilidad cambiaria es que no es inocua para la economía y tiene un efecto negativo en el bolsillo de las personas.
El consecuente efecto de la escalada del dólar en la economía se debe a que las subas del dólar paralelo generan un contexto de alta incertidumbre, que pueden llevar a comportamientos especulativos, como el estoqueo de mercadería, como una forma de cobertura ante una posible devaluación, y el freno especulativo del sector agropecuario en la liquidación de divisas a la espera de novedades en la evolución de los tipos de cambio, entre otras situaciones.
En consecuencia, lo que sucede hoy es que esa dinámica alcista en los tipos de cambio paralelos tiene un impacto en precios, en las reservas y el dólar oficial. Ante esta situación, el Gobierno lo que tiene que hacer es ordenar los equipos económicos para evitar que haya rumores que perjudiquen la dinámica, tal como sucedió esta semana con el jefe de asesores del presidente Alberto Fernández, Antonio Aracre.
El Gobierno tienen que definir su política cambiaria de acá a las elecciones y sostener las políticas de dólar especial para las cerealeras (con los programas de dólar agro) y de controles fuertes a las importaciones. Pero como estas últimas están asociados a una menor actividad económica, lo que también deberá hacer es ir graduando las importaciones para no afectar negativamente la dinámica de cara a las elecciones.