Por David Bueno
Las noticias sobre casos de violencia de género abruman. Pero todos los estudios indican que los humanos somos menos violentos que antes. Se trata de una conclusión contraituitiva por lo que cuesta convencerse. En el caso de los maltratadores de género se calcula que entre el 50% y 80% tiene algún tipo de patología mental. Hay que aclarar que las adicciones a las drogas son también una patología mental desde el punto vista psiquiátrico. Por lo que muchos de este porcentaje son adictos a algún tipo de drogas o al alcohol. La mejor manera de disminuir la violencia es a través de la educación, que puede atemperar nuestro carácter agresivo. Por otro lado, dificultar el acceso a las armas e intentar que disminuya el sentimiento territorial y grupal, por una concepción más humanista de la sociedad. Es decir, no ver a los que son de otro grupo como no humanos. Hay mucho trabajo por hacer no sólo desde la educación, la psicología y sociología, sino también desde la biología y la psicopatología, que es la otra cara de la moneda. Por ejemplo, ha habido muchas campañas para intentar disminuir la violencia de género, se hablaba de erradicarla, y el efecto ha sido mínimo. Los estudios hasta ahora son sociológicos, que son muy importantes, pero falta identificar el sustrato biológico que mueve a algunas personas a cometer estos actos. Un estudio señala que el número de asesinatos ha disminuido un 10% entre los siglos XVII y XVIII y ahora. No en valor absoluto ya que hay muchas más personas actualmente que en el siglo XVII. Uno de los motivos es que hemos delegado parte de nuestra agresividad a cuerpos específicos, como puede ser la policía, los agentes de seguridad o los ejércitos. Cuando antes un vecino no llegaba a un acuerdo con otro era muy fácil que acabaran con conductas agresivas o violentas. A este comportamiento lo hemos heredado de milenios y milenios de evolución. Por ejemplo, hay personas que cuando cometen algún tipo de violencia parece que disfrutan. Esto se ha visto con otros animales que cuando cazan notan placer por el simple hecho de matar a su presa para alimentarse. Cuando sucede con las personas hay una psicopatología detrás, en el fondo han deshumanizado a la otra persona, y este mismo placer también es reforzante. Son remanentes de nuestra historia evolutiva que nos han llevado hasta aquí y gracias a la cultura podemos controlar.