HOJAS SUELTAS… Las abuelas (I)

David Bueno

Una de las características distintivas de la especie humana es la menopausia. Las hembras de la mayor parte de mamíferos son fértiles hasta el final de la vida, lo cual hace que puedan tener más hijos, y esta característica se ve favorecida por la selección natural.
Pero en las personas la menopausia, que marca el final de la edad reproductora, no es el final de la vida, que se puede alargar unas cuantas décadas más.
Se han propuesto varias hipótesis sobre cuál puede ser el motivo biológico que ha propiciado la existencia de la menopausia, también favorecida por la selección natural.
La mayoría argumentan que, una vez superada la edad reproductora, las abuelas, con su ayuda, favorecen la supervivencia de los nietos.
Desde un punto de vista lógico tiene mucho sentido. Las abuelas, liberadas de la presión de tener que cuidar hijos pequeños, pueden dedicar tiempo a cuidar a los nietos, lo que aumentaría su probabilidad de supervivencia.
Y la selección natural lo habría favorecido dado que, a la larga, el número de descendientes globales que llegarían también en la edad reproductora sería superior.
Probablemente hay que preguntarse por qué estas hipótesis no tienen en cuenta a los abuelos, o por qué en los hombres no hay una menopausia marcada.
Sea como fuere, hasta hace poco no se disponía de pruebas concluyentes que validaran esta hipótesis. Con el objetivo de encontrarlas, la investigadora finlandesa Virpi Lummaa y sus colaboradores, de la Universidad de Turku, examinaron los registros de la Iglesia luterana de cuatro regiones finlandesas en la época preindustrial.
Estos registros son muy completos y detallados, de modo que permitieron a los científicos analizar hasta qué punto era cierto que los niños que habían tenido abuelas habían sobrevivido más que los que no lo habían tenido, lo que validaría la hipótesis sobre las ventajas que proporciona el sobrevivir unas décadas en la menopausia.
Se analizaron más de 2.000 familias completas. La primera cosa que observaron fue que las abuelas maternas se podían clasificar en tres grupos, dependiendo de los efectos sobre la supervivencia de los nietos: las que tenían menos de 50 años, las que tenían entre 50 y 75, y las mayores de 75.
Según los resultados de su estudio, la presencia de abuelas maternas de determinadas edades favorece la supervivencia de los nietos, pero sorprendentemente, la presencia de abuelas paternas implicaba justamente lo contrario.
Mañana sabremos por qué.