Hojas Sueltas. La Sentencia III

Ballpoint pen attached to blank loose-leaf paper placed on wooden table

Por: Ariel Vercelli
ABOGADO. INVESTIGADOR CONICET

El litigio entre Google Books y el sindicato de autores de EE.UU. se ha transformado en uno de los casos más relevante para analizar cómo el diseño de las tecnologías digitales se articula con la interpretación y el ejercicio de derechos.
La denegatoria de la Corte Suprema a tratar la apelación del Gremio de Autores agitó las aguas interpretativas sobre qué se puede o no se puede hacer con los bienes y obras intelectuales. Una sentencia definitiva de la Corte Suprema hubiera clarificado cómo interpretar el copyright norteamericano en la era digital: específicamente sobre el “uso justo” y el tratamiento y alcance de las limitaciones a los derechos personales y patrimoniales. Google no agregó valor alguno a las millones de obras intelectuales copiadas de las bibliotecas. Aunque la corporación construyó otro tipo de valor comercial sobre las obras intelectuales antecedentes. Entonces, el fallo del tribunal de Apelación que cerró el caso puede entenderse habilitando acciones de copia que transportan las obras intelectuales de los soportes libros (aún en las bibliotecas asociadas) hacia los servidores corporativos de Google.
¿Por qué la sentencia no consideró la escala y el tamaño descomunal de Google Books? ¿Es igual escanear tres obras intelectuales que millones?
A pesar de su relevancia la sentencia también omite pronunciarse sobre las especiales condiciones en que se produjeron las copias. Las bibliotecas todavía cumplen una función público-comunitaria en relación a la información, los bienes y obras intelectuales y las culturas: ¿podían las bibliotecas asociadas a Google Books disponer de sus acervos a favor de una corporación comercial? Las bibliotecas no eran (ni son) titulares de derechos sobre las obras que gestionan. En este punto, la infracción al copyright se presenta como algo evidente.
El modelo de Google Books y, en particular, su diseño tecnológico-jurídico logró imponerse. Uno de los detalles más sorprendentes del caso es que, durante los 11 años de tensiones, negociaciones y litigios judiciales, la corporación jamás detuvo su desarrollo. Si Google dispone en sus servidores de cerca de 30 millones de obras ¿por qué una copia de ese index literario no está también disponible para todos y cada uno de los ciudadanos? La sentencia de la Corte de Apelación reinterpretó el copyright y, específicamente, el “uso justo” para construir un privilegio de copia a favor de Google.