Sergio A. Rossi
Relata Jonathan Swift en “El país de los houyhnhnms” (Los Viajes de Gulliver, 1735): “Hay entre nosotros una asociación de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas al efecto, que lo negro es blanco y lo blanco negro, cobrando por esa actividad. Todo el resto de las gentes son esclavas de esa asociación. Si, por ejemplo, mi vecino quiere mi vaca, paga a un abogado para que este pruebe que aquel debe entrar en posesión de ella. Yo tengo que pagar a otro abogado para defender mi derecho, ya que va contra la ley el que un hombre pueda defenderse a sí mismo. Y en este caso, yo, legítimo propietario, me encuentro en una doble desventaja: primera, que mi abogado, estando casi hecho desde su cuna a defender la falsía, se halla del todo fuera de su elemento y al abogar por la justicia (lo que es en su oficio antinatural), siempre lo hará con gran torpeza cuando no de mal grado. La segunda desventaja es que mi abogado deberá proceder con gran cautela para no ser reprendido por los jueces y aborrecido por sus cofrades. Y, por tanto, yo sólo tengo dos medios para conservar mi vaca. El primero, sobornar al abogado de mi adversario abonándole cantidad doble para que traicione a su cliente insinuando que la justicia está de su parte. El segundo medio es que mi abogado haga aparecer mi causa tan injusta como pueda, asegurando que la vaca pertenece a mi rival. Y si esto se verifica con destreza, lograré el favor del tribunal. Porque los jueces son personas llamadas a decidir todas las controversias sobre propiedades, así como las causas contra criminales, y se les elige de entre los más hábiles abogados cuando estos se vuelven viejos y perezosos, y de tal modo han luchado toda su vida contra la verdad y la equidad que se hallan en fatal precisión de favorecer la opresión, el perjuicio y el fraude (…) Nunca se preocuparán de saber qué derecho alegamos a la vaca mi vecino y yo, sino que querrán saber si la sobredicha es negra o pinta, si tiene los cuernos largos o cortos, si el campo donde pasta es redondo o cuadrado, después de lo cual aplazan la causa una vez tras otra, y a los 10, 20 o 30 años llegan a una decisión”.