Por David Bueno
El intelectual polifacético, al estilo de Leonardo da Vinci o Isaac Newton, no es cosa del pasado. Brandon Ballengée que llamó mi atención por un motivo: la pluridisciplinaridad y la transversalidad del trabajo del canadiense. Es artista visual, biólogo y educador medioambiental. Como biólogo, es investigador en el departamento de ciencias biológicas de la Universidad de Luisiana (EE.UU.). Estudia el impacto sobre la vida marina del derrame de petróleo que se produjo en el golfo de México 2010, en la plataforma Deepwater Horizon. Es posible que los lectores lo tengan presente por la película “Marea negra” (2016), protagonizada entre otros por Kurt Russell y John Malkovich. Relata los hechos trágicos que desencadenaron el vertido. En un trabajo científico publicado por Ballengée, en la revista especializada “Biodiversity Data Journal”, ha analizado los efectos de este derrame durante un período de cinco años sobre 77 especies de peces endémicos del golfo de México. Sin embargo, la mayor parte de trabajos científicos especializados no llegan al público general. No es el caso de Ballengée, que utiliza su vertiente artística para implicar a todo el mundo en la lucha por salvaguardar la naturaleza. Se inspira y utiliza el material de su búsqueda para crear obras explícitas y comprometidas con la ecología, como por ejemplo una serie de fotografías de anfibios transparentados con una técnica que permite ver los huesos y los cartílagos a través de la carne, los cuales presentan deformidades del desarrollo debidas a influencias medioambientales. De hecho, sus primeros trabajos científicos abordan esta temática. También practica el dibujo y la pintura, donde destacan cuadros de especies extinguidas, y la escultura hecha con elementos naturales. Otras de sus series muestran huevos de rana en desarrollo, polluelos aun dentro del cascarón y páginas de libros de historia natural con especies extinguidas. Hoy sus obras se exponen 33 museos, como el Museo de Historia Natural de Nueva York, en el de Francia o México. Y, para acercarse aún más al público y llevar a las personas hacia la naturaleza, dirige proyectos de ciencia ciudadana, en los que los propios participantes, además de incrementar su cultura científica, participan directa y activamente en la recogida de muestras y datos para incrementar el conocimiento global sobre los ecosistemas de los lugares donde viven. Por suerte, el intelectual polifacético y, además, comprometido con la naturaleza y la sociedad, también es cosa del presente.