Verónica Ramos (*)
¿Qué valor aportan las certificaciones y ecoetiquetas para la economía circular de los plásticos? Permiten que todos los actores de la cadena de valor puedan establecer mejores evaluaciones y decisiones y orientar a los consumidores en sus elecciones. En Argentina ha sido recientemente presentada a nivel internacional la Certificación Contenido de Plástico Reciclado en Productos. La certificación desarrollada por el INTI y Ecoplas tiene una ecoetiqueta cuyo isologo indica la proporción de material plástico reciclado de producto, con un código QR que redirige hacia contenido sobre los beneficios ambientales de la práctica de la economía circular. Es un paso más que damos con acciones concretas y deseamos inspirar a más modelos que irradien a la cadena de valor de los plásticos. Creemos firmemente que es posible dejar atrás un modelo lineal -donde se fabrica, se usa y se tira el plástico- por el de economía circular, donde los plásticos son recursos que se reincorporan al circuito de producción para generar nuevos productos y trabajo, ahorrar recursos, y reducir el impacto ambiental. Sabemos que la implementación de normas y certificaciones ayuda a que las empresas hagan una correcta gestión de los residuos plásticos. La Certificación INTI- Ecoplas es una herramienta concreta para avanzar en la implementación de una economía circular. Afortunadamente, estamos viendo un cambio sustancial y virtuoso: las empresas quieren ofrecer productos más amigables con el medio ambiente y las personas son cada vez más conscientes de la importancia de su rol de consumidores responsables. De hecho, el 43% de los argentinos estaría dispuesto a pagar más por un producto realizado con ese material reciclado, de acuerdo a una encuesta realizada junto con Opinaia. El sello surge en un momento en el que la Argentina recicla cada vez más plásticos y el sector refuerza su compromiso sustentable con el medio ambiente. En 2021, por ejemplo, se recuperaron 307.000 toneladas de plásticos en el país: equivale a 11 estadios de fútbol (llenos) o 238.000 autos (tamaño promedio). La construcción de una nueva cultura de economía circular tiene su eje en la educación ambiental para que los plásticos sean responsablemente consumidos, reutilizados, reciclados y recuperados. Se trata de un trabajo colaborativo que debe articularse con el accionar del sector público, las empresas, las asociaciones y la ciudadanía.
(*) Directora ejecutiva de la asociación civil Ecoplas, entidad técnica profesional especializada en plásticos y medio ambiente.