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domingo, diciembre 15, 2024

Hojas Sueltas… Dinero

Por Arturo Brooks

De un tiempo a esta parte el número de libros de autoayuda referidos a la relación que mantenemos con el dinero se ha multiplicado. Algunos dan consejos para obtenerlo. Otros para conciliar una dinámica de difícil solución, ya que, a fin de cuentas, es un intangible, un fetiche de culto traumático. Un analfabeto financiero, según estos textos, sería aquel que, debido a una mala educación, comete errores e incurre en tropiezos que le llevan a la ruina. Estas terapias monetaristas inducen a llevarse bien con el dinero y sugieren que, como en todas las relaciones humanas, si se parte del odio o el rechazo, lo único que cabe esperar es un destino con bolsillos vacíos. Ese relato nos enseña que cada peso que poseemos responde a una creencia, un hábito, una emoción o un talento. La posesión de un capital, según ese discurso, se debe al devoto seguimiento de los vaivenes del mercado, de lo cual se deduce que una praxis adecuada llevaría al logro de la fortuna. El camino del hábito, por su parte, equivale al ahorro constante. Pero en este caso, se omite el misterio de la fe: ¿de dónde sacar la plata? Una variante de los contenidos de autoayuda directos es aquella que se construye sobre relatos preexistentes, como películas o series exitosas, a partir de los cuales se crea un modo indirecto para alcanzar la fortuna. En la red social LinkedIn, el directivo de una empresa estadounidense publicó una suerte de manual para conseguir el éxito empresarial a partir de la película “Moneyball”, de Bennett Miller. En el film, Brad Pitt interpreta al manager de un equipo de baseball que aplica un método inusual para ganar, basado en la estadística y no en la inversión millonaria en jugadores. La página cuenta con más de 50.000 seguidores que intercambian sus experiencias en la aplicación del sistema. La inteligencia financiera maneja un campo semántico que excluye las palabras relacionadas con la pobreza y consolida aquellas relacionadas con la prosperidad. La idea que se transmite es que hay que subir la cuesta para alcanzarse a uno mismo o, mejor aún, conseguir un puñado de pesos. Puede que la mayoría de los autores de estos textos hagan un esfuerzo de imaginación al producirlos con el único fin de pagar sus facturas. No es el camino directo al éxito, sino el atajo para obtener algo de plata.

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