David Bueno
La publicidad o las redes sociales son las responsables de que muchos crean que se puede aprender alemán en tan solo ocho semanas, perder peso sin hacer dieta o correr una maratón casi sin entrenar. Todo parece ser asequible, rápido, fácil de conseguir, inmediato. Se ha vendido un falso éxito que se consigue sin trabajo y donde el proceso no es valorado, únicamente lo es el resultado. Si hay un regalo bueno para los niños y adolescentes es enseñarles a aprender a esforzarse por aquello que desean, a amar los desafíos y a saber disfrutar del camino, aunque esté repleto de baches y contratiempos.
a) Los padres deben convertirse en el mejor ejemplo que sus hijos puedan tener, transmitiéndoles el gusto por esforzarse haciendo las cosas con ganas e interés. Contagiándoles energía, optimismo y voluntad diaria por conseguir lo que desean. Mostrándose perseverantes y eliminando las quejas de su lenguaje.
b) Dándoles muchos motivos para esforzarse, planteándoles pequeños retos diarios que puedan ir superando. Ayudándoles a establecer nuevas metas y regalándoles el tiempo necesario que necesitan para aprender.
c) Hablándoles del error en términos positivos, explicándoles que las dificultades y los fracasos son grandes oportunidades para aprender y mejorar. Explicándoles que el éxito no está relacionado con el poseer, sino con la capacidad de conseguir aquello que querés con trabajo.
d) Potenciándolos, desde chicos, la autonomía, la toma de decisiones y la iniciativa personal. Enseñándoles a tratarse con respeto, valorando sus cualidades e identificando sus defectos sin la necesidad de tener que ser perfectos.
e) Recordándoles a diario la importancia de estar orgullosos de sus esfuerzos, de sus pequeños logros, de todo aquello que consiguen cuando deciden no bajar los brazos. Enseñándoles a saber quiénes deben ser sus mejores aliados para recorrer el camino, a mostrarse agradecidos con todas las personas que les ayudan.
En definitiva, que los padres les expliquen la importancia de la perseverancia, diciéndoles que es la virtud por la cual las otras virtudes dan su fruto. Demostrémosles que no hay nada más reconfortante en esta vida que sentir la satisfacción de haber conseguido aquello que se deseaba gracias al trabajo y a las ganas que uno le ha puesto durante el proceso. Como decía el médico galés Martyn Lloyd-Jones: “Los hombres que intentan algo y fracasan son infinitamente mejores que aquellos que intentan no hacer nada y tienen éxito”.