Celeste Sánchez (*)
Cada año, el 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Es una jornada de reflexión, que busca visibilizar las formas de violencia que aún sufren día a día mujeres de muchos países. Violencia física, sexual y emocional. Pero también económica, que aún existe, naturalizada e incluso disfrazada con excusas como que las mujeres “sólo sabemos gastar”. Sin embargo, en gran parte de los hogares sigue siendo la mujer quien se encarga del presupuesto y de velar por el buen uso del dinero familiar. Pero también hay violencia económica en el control diario de gastos, en la privación de acceso al dinero (por ejemplo, al no compartir la clave del homebanking) y en el incumplimiento de la cuota alimentaria. Uno de los mayores controles se da cuando una de las partes gana más que la otra. Según un relevamiento de Dinero en Orden, el 60% de las mujeres que respondieron manifestaron que son sus parejas quienes aportan la mayor parte del dinero a la economía familiar. Aun así, muchas son las parejas que dividen los gastos “50 y 50” y creen que esa es la forma más justa. Pero en la práctica esta forma es muy peligrosa, ya que quien gana menos en realidad está aportando más, logrando que la relación sea desigual.
Por una cuestión de practicidad a la hora de organizarse, y también para que ambas partes estén al tanto de los pagos, lo ideal es tener una cuenta en común para los gastos familiares. Pero cada integrante de la pareja debería tener una cuenta separada con un monto (también acordado), y de ahí gastar como quiera y en lo que quiera.
Abordar la desigualdad económica es muy importante a la hora de reducir la violencia contra las mujeres a largo plazo, y cada uno puede hacer algo para contribuir.
Por ejemplo, empezar desde la infancia enseñando a las niñas sobre el uso del dinero y las distintas formas de generarlo. Luego, en la adultez, prestar atención es fundamental. Evidenciar cuando a una mujer le ofrecen un sueldo menor que a un hombre por iguales tareas y responsabilidades, charlar abiertamente del tema con otras parejas, compartir experiencias y soluciones, y detectar situaciones de posible violencia para ofrecer ayuda a las víctimas.
(*) Comunicadora especializada en finanzas familiares. Integrante de Dinero en Orden.