Hojas Sueltas… Consumiendo(nos)

Por Esther Vivas

Llegan las fiestas navideñas, y si algo hacemos, casi todos, estos días es ir a buscar regalos. Sin embargo, ¿hay que comprar tanto? ¿Necesitamos todas estas cosas? Y los chicos, que a veces se ven sobrepasados con un montón de obsequios, ¿realmente los necesitan o nos los piden?
La Navidad, nos dicen, es amor, y parece como si lo quisiéramos comprar en efectivo, con débito o en cuotas eternamente odiosas. Todo nos parece poco para demostrar nuestro afecto a las personas que queremos, como si éste se pudiera medir con dinero. En un shopping o en un supermercado de los grandes, todo, desde la colocación de los productos, pasando por la música, la carterlería, hasta la iluminación, está pensando para que gastemos. Somos víctimas del neuromarketing, que indaga en nuestro cerebro para saber qué vendernos y cómo seducirnos a partir de nuestros deseos y ambiciones. Todo nos lleva a comprar, empezando por la publicidad que ya no vende un producto sino una “experiencia” o una “sensación”. Y pagamos encantados, o engañados, el precio que algunos ponen a nuestros deseos. Nos presentan lo anecdótico como imprescindible y lo banal como necesario, creándonos una serie de necesidades artificiales. Quizá nos harían falta las gafas de John Nada en “Están vivos” y ver la realidad tal como es: leer tras los carteles publicitarios el mensaje original de “compra” y “obedece”. Un grito anticonsumista, el de John Carpenter en su mítica película. En fin… Pero, ¿cuáles son las consecuencias? La insatisfacción constante, los residuos de todo tipo, la contaminación ambiental, los salarios de miseria… Algunos dicen que saldremos de la crisis consumiendo. Me pregunto si consumiendo o consumiéndonos. Quizá va siendo hora de que nos preguntemos si, como dicen los ecologistas, podemos vivir mejor con menos, y romper con la lógica de un sistema de producción, distribución y consumo que no tiene en cuenta los límites biofísicos del planeta Tierra. O consumo crítico o barbarie. La crisis climática es la principal advertencia y no es abstracta: ahora vemos huracanes donde jamás los hubo, sequías persistentes e intensas, inundaciones récords, etc.
No se trata de dejar de consumir sino hacerlo de otro modo, para generar riqueza y felicidad. Muchas son las entidades y espacios que plantean alternativas en el ámbito de las finanzas, la energía, la alimentación, la cultura, la conectividad, la vivienda, la salud, el transporte. En Navidad, otro consumo es posible.