David Bueno
Los pájaros siempre han sido objeto de admiración y estudio. Las descripciones más antiguas que se conocen sobre la vida y las características de los pájaros posiblemente son las que recogen los Vedes hindúes, de hace unos 3.500 años. Aristóteles también dedicó algunos escritos a analizar diversos aspectos del comportamiento de los pájaros, como las migraciones y la forma en que incuban los huevos, y todas las culturas los han representado en sus obras de arte. Los pájaros constituyen una clase de vertebrados bípedos de sangre caliente que proceden de un grupo concreto de dinosaurios, los dinosaurios terápodos con plumas, y aunque no lo parezca sus parientes vivos más cercanos son los cocodrilos. De hecho, los estudios filogenéticos indican que los pájaros son los únicos dinosaurios vivientes. Hay en todo el mundo unas 10.000 especies y exhiben comportamientos muy complejos, algunos de los que se creía que eran exclusivos de las personas. Los cuervos, por ejemplo, viven en sociedades donde se establecen clases sociales, y algunas cacatúas fabrican herramientas para abrir los frutos con los que se alimentan. Estudiar a los pájaros, cómo viven y se relacionan, nos proporciona muchos datos sobre nosotros mismos. En “Vivir como los pájaros”, la antropóloga y filósofa Vinciane Despret analiza cómo en primavera los pájaros se aíslan, cantan tan fuerte como pueden, no toleran la presencia de otros pájaros, se amenazan, se atacan y, sobre todo, vigilan que nadie cruce la frontera de su territorio. Sin embargo, lejos de la competitividad con la que estos comportamientos, Despret, una de las voces más singulares del llamado “giro animal en las ciencias sociales y la crítica cultural”, nos explica que, para los pájaros, el territorio es una zona que sirve para expresar una forma de vivir juntos. Por otra parte, en “El enigmático talante de los pájaros. Una nueva mirada a la manera cómo los pájaros hablan, trabajan, juegan, crían y piensan”, la escritora especializada Jennifer Ackerman analiza un inmenso repertorio de comportamientos de los pájaros. Desde de pájaros jóvenes que se abocan a alimentar sus hermanos a otros tan competitivos que matan a sus compañeros de nido; de pájaros que crean preciosas obras de arte a otros que gratuitamente las destruyen, o pájaros que hacen regalos y otros que roban. “Los estudios sobre los pájaros destruyen nuestras creencias sobre la singularidad de la nuestra especie”, nos dice Ackerman, con sobrados fundamentos.