HOJAS SUELTAS. Bicicletas I

Por Sergio A. Rossi

Son conocidos los estudios sobre la economía de Kampung Sebula. Aquella pequeña y poblada isla de Indonesia, de clima templado, resulta muy apta para la agricultura debido a que su suelo es rico en cenizas volcánicas. Siendo la más alejada de las colonias holandesas, y quizás por carecer de guarnición militar, no fue ocupada por los japoneses cuando la invasión de fines de 1941. El delegado a cargo del gobierno, un natural de la isla, se proclamó Presidente de un estado independiente e intentó mantenerse equidistante tanto de sus antiguos amos holandeses como de los ingleses instalados en Australia y de los nuevos invasores japoneses. Proclamó ante su pueblo que se iniciaba una nueva era de justicia y bienestar para la población sebulesa, y que teniendo alimentos podrían bastarse con esfuerzo para fabricar los bienes esenciales que necesitaban. El aislamiento forzado facilitó que floreciera una industria manufacturera para atender la demanda de su principal medio de transporte: la bicicleta.
Empezó así un proceso de sustitución de importaciones. Confiscando el metal existente en los depósitos paralizados del pequeño taller de reparaciones navales que había montado en el puerto la Dutch Seaport Co., el gobierno abasteció una red de pequeños establecimientos distribuidos por toda la isla. Se capacitó a la gente para el mantenimiento de los viejos rodados holandeses, a lo que siguió una política de fabricación de repuestos y componentes. En pocos años se constituyó una sólida y eficaz trama de empresas y talleres de fabricación de bicicletas. Se fue perfeccionando el diseño y la calidad, tanto de los componentes individuales como de los nuevos modelos de bicicletas. Se diversificó la cantidad de rodados y productos, con un tipo de empresa que se especializaba en la fabricación de uno o dos componentes, con que abastecía a toda la producción local, al tiempo que sacaba al mercado su propia marca de bicicletas comprando el resto de las partes a sus colegas competidores. Cada una tenía la preeminencia como fabricante de ciertos componentes, y salía al mercado como armador de modelos con provisión del resto del material de entre sus colegas. Uno fabricaba cuadros, otro frenos, etc.; y cada uno armaba sus propios modelos y marca. Durante décadas se especializaron y abastecieron no sólo a su población sino a varias de las islas vecinas, más grandes y pobladas. Pero a principios de los años ’80 todo cambió.