Arturo Brooks
En Gaza, los cirujanos operan con linternas, racionan los anestésicos y se quedan sin el valioso combustible necesario para mantener con vida a los pacientes. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que más de un tercio de los hospitales de la ciudad ya no están funcionando y los bombardeos de Israel continúan, los profesionales de la salud temen lo peor. El Ministerio de Salud de Palestina dijo el martes que los generadores de los hospitales dejarán de funcionar en 48 horas, y los trabajadores humanitarios dijeron que se espera que la ciudad se quede sin combustible este jueves. La situación es particularmente grave para los recién nacidos. Cuando pensamos en la guerra, a menudo nos centramos en las víctimas de los ataques aéreos… pero la vida cotidiana no se detiene. Las mujeres todavía dan a luz. Todavía sufren abortos espontáneos, embarazos ectópicos, partos prematuros y hemorragias. Algunas cirugías han debido hacerse sin anestesia. Los médicos señalan que se ha reducido el tiempo de sesión de pacientes de diálisis renal. Unos 9.000 pacientes con cáncer dependen de la quimioterapia para mantenerse con vida y el único hospital que proporciona este servicio funciona con un solo generador que se espera que deje de funcionar dentro de 24 horas. Hasta ahora, los ataques israelíes han matado a más de 6.400 personas y herido a más de 17.000 en Gaza, según el Ministerio de Salud palestino en Cisjordania. Más de la mitad son mujeres y niños. También informa que 73 miembros del personal médico han muerto, más de 100 han resultado heridos y 25 ambulancias están fuera de servicio. Los ataques aéreos siguen al ataque de los terroristas de Hamas del 7 de octubre contra Israel, cuando mataron a más de 1.400 personas, entre ellos niños, mujeres y ancianos, y secuestraron a unos 220 ciudadanos Israelíes. Mientras, Estados Unidos trabaja para canalizar más de 14.000 millones de dólares en ayuda para Israel, los defensores y grupos de ayuda propalestinos están pidiendo un alto el fuego con poco éxito. Los recintos hospitalarios se han convertido en ciudades de tiendas de campaña improvisadas, no sólo para pacientes sino también para civiles que buscan refugio. Tanta gente en un espacio tan pequeño, con acceso inadecuado a higiene y saneamiento, puede provocar un brote de enfermedades infecciosas Tener cadáveres en las calles es otra fuente potencial de infección, advierte la OMS.