Hojas sueltas… Año electoral

Por Ariel Vercelli

Desde hace una década las redes sociales se han tornado un tema central pero complejo a nivel internacional porque las tensiones sobre qué tecnologías se utiliza en cada uno de los países y las regulaciones sobre qué se permite y qué no se permite, no afectan la economía o al sector tecnológico, sino a los procesos electorales. Algunos países están tratando de limitar la injerencia que tienen plataformas extranjeras sobre sus gobiernos, sobre la autodeterminación de sus ciudadanos.
Si un país de Europa o de Asia comprueba que alguna empresa como Twitter o Facebook incide sobre sus procesos sociales o electorales internos; o si Estados Unidos observa que una empresa china, como Huawei, incide en su proceso democrático a través de la desinformación, es razonable que intenten neutralizar o reducir esas amenazas. Pero para hacerlo casi todos los gobiernos han optado no por llevar esta discusión a los foros internacionales, como la Organización Mundial del Comercio o la ONU, sino que están impulsando la creación de sus propias empresas tecnológicas para que hagan lo mismo que dice sufrir dentro de sus fronteras. Con lo cual, ofrecen incentivos millonarios para que en sus territorios florezcan competidoras de las grandes plataformas y hagan su “trabajo” incursionando en otros países. Si la pregunta es cómo controlar las ya probadas injerencias perniciosas cometidas por determinadas redes sociales, la respuesta que están ofreciendo en este momento no son las regulaciones jurídicas, sino el “contraespionaje”. Cuando se destapó el escándalo de Cambridge Analytica, en 2016, inmediatamente en el Reino Unido y EE.UU. empezaron a hablar de una presunta intromisión, de un hackeo, de los rusos tratando de manipular a los votantes a favor o en contra de determinado candidato. Algo que se terminó demostrando que era completamente falso. En el 2020, durante las elecciones presidenciales de estadounidenses, aparecieron las mismas denuncias. ¿Qué se sabe hoy respecto de la forma en que operaron las redes sociales en esa campaña en EE.UU.? Bueno, se sabe que Twitter y Facebook recibían presiones del FBI y de otras agencias nacionales para hablar de ciertos temas, silenciar otros y, también, para directamente mentir sobre algunos asuntos. El propio Congreso, a través de una exhaustiva investigación que lleva más de dos años, ha afirmado que “la democracia de Estados Unidos está seriamente lesionada”. ¿Alguien puede asegurar que algo parecido no pueda a pasar en Argentina durante este año electoral?