Hojas Sueltas… Anclas endebles

Andrés Asiain - Economista

El programa económico oficial se basa en la imposición de cuatro anclas para doblegar la inflación. La primera es la fiscal y apunta a la reducción del gasto con la parálisis de la obra pública y la desvalorización de jubilaciones, programas sociales y sueldo estatales. La segunda es el ancla monetaria, con la reducción de la emisión para financiar el déficit junto a la licuación de los pasivos del Banco Central, cuya contrapartida son los depósitos de los argentinos, vía el establecimiento de una tasa de interés por debajo de la inflación. La tercera es la salarial, donde se apunta a que los trabajadores no recuperen el poder adquisitivo, moderando las paritarias homologadas. La cuarta es el ancla cambiaria, vía un aumento del dólar muy por debajo de la inflación tras la suba de diciembre. El ancla fiscal, monetaria y salarial tienen un efecto recesivo, ya que se reduce el consumo y la inversión pública, paralizando la actividad económica. Las menores ventas no sólo reducen la capacidad de remarcar de algunos empresarios, sino que también enfrían las importaciones y favorece la acumulación de dólares. La caída de los ingresos y la licuación de pasivos monetarios también disminuyen los ahorros, contribuyendo a disminuir la compra de dólares para atesorar. El retraso cambiario abarata los productos exportables e importados, siendo una fuente de estabilización de precios. Como muchos empresarios que venden al mercado interno tienen al dólar como referencia, la estabilización se expande también a otros sectores. Sin embargo, el dólar barato actúa en forma contradictoria con las demás anclas en términos de actividad, ya que fortalece el poder adquisitivo de los ingresos en pesos, especialmente en referencia a los bienes importados. La debilidad de este programa es que las anclas se debilitan con el paso del tiempo. Cuando la inflación alcanza los tres dígitos, muchos contratos se indexan, de manera que la inflación persiste aún frente a la imposición de todo tipo de anclas. Esa inflación inercial cede muy lentamente y a costa de un deterioro en el valor real de las variables utilizadas como anclas. Con el paso del tiempo, las presiones políticas, sociales y económicas para desanclar la economía aumentan y terminan por generar nuevos saltos inflacionarios que dan por tierra con la coyuntural desaceleración de la inflación lograda.