Por Luis Britto
Los tres más ricos países emergentes del BRICS, Rusia, India y China, están situados en Asia. En dicho continente habita cerca del 60% de la humanidad. Tras el paso de Estados Unidos a segunda economía del mundo a manos de China, Japón es ahora la tercera, a pesar de su crisis económica y de su deuda de más de 200% del PIB. Las dos Coreas son potencias industriales. Estos países no sólo exportan maquinarias o bienes de consumo inmediato: llevan milenios creando complejas, ricas y profundas culturas que no podemos seguir ignorando. ¿Cómo ha sucedido esta mutación? Para los que llegaron tarde al estudio de la Historia, aportamos algunos indicios. En África y en Asia surgieron las primeras grandes civilizaciones del planeta. Todas estaban basadas en el cultivo de cereales, lo cual requería inmensas obras para la administración de las aguas, lo cual exigía complejos, unificados y jerarquizados sistemas sociales, que a su vez desarrollaron prodigiosas culturas milenarias. Eran sociedades estables, que en líneas generales no destruyeron la naturaleza que los sustentaba ni subsistieron a costa del latrocinio sistemático sobre otros pueblos. Desde el siglo XVI, algunos países europeos saquearon América, y con el botín crearon ejércitos permanentes, unificaron sus Estados y se lanzaron al pillaje del resto del mundo. Con esta arremetida desestabilizaron los antiguos sistemas económicos y políticos del Asia, desde India hasta China, desde Vietnam a Corea, desde Malasia a Japón, intentando convertirlos en colonias. Los países agredidos respondieron con enérgicos esfuerzos de modernización de signo nacionalista y unificador, y en muchos casos, socialistas. Así, China salta en 65 años de la dependencia colonial a primera potencia económica. Estados Unidos centra su política de Guerra Fría contra la Unión Soviética, y las economías de ambos países quiebran extenuadas por el gasto armamentista. Mientras tanto, América Latina tiene un 26% del agua potable total del planeta para un 6% de su población. Venezuela, Ecuador, Bolivia y México disponen de las mayores reservas de combustible fósil del planeta. Chile y Argentina de las de litio. Brasil es el primer productor mundial de hierro. Chile es también el primer productor de cobre.
América Latina puede alimentar al mundo, pero antes debe resolver la desnutrición de sus propios habitantes mediante enérgicas políticas orientadas al consumo interno y revertir el acaparamiento de sus mejores tierras y la destrucción de sus bosques por las transnacionales de la alimentación.