Pablo M. Carignano
El jueves pasado la seguridad vial en el país dio un paso histórico que nos permite estar un poco más cerca de la nueva cultura vial a la que apuntamos. Finalmente, la Argentina tiene una Ley de Alcohol Cero al volante, algo que nos propusimos desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) al comenzar nuestra gestión y que viene a cumplir con un reclamo de más de 20 años de los familiares de las víctimas de tránsito. Convencido de que esta ley es un aporte para evitar muertes en siniestros viales totalmente evitables, como los que son provocados por conductores con alcohol en sangre, trabajé desde el primer día al frente de la ANSV para que sea una realidad.
Hoy, gracias al acompañamiento de muchas instituciones, asociaciones civiles, personas que vivieron en carne propia las consecuencias del alcohol al volante, los legisladores que votaron a favor y la inmensa mayoría de la sociedad, el país marcó un hito en la temática vial con una ley que es para todos. ¿Por qué buscamos tanto e insistimos para que exista esta ley? Porque sólo basta ir a los datos de siniestralidad vial: en Argentina, nada mata más jóvenes que los siniestros viales, y el alcohol es uno de los factores más determinantes, porque está presente en 1 de cada 4 de estos siniestros que, repito, pueden evitarse. La Ley de Alcohol Cero, que ya está vigente en 13 provincias y más de 50 ciudades de nuestro país, busca ponerle fin a la especulación de cuánto se puede tomar antes de subirse un auto o una moto. En esta cuestión no hay medias tintas: el alcohol te afecta desde la primera ingesta y lo único seguro es no tomar.
Ahora es momento de redoblar esfuerzos para la implementación adecuada de esta ley y que no sea solamente una buena intención. En este sentido, seguiremos estando a disposición de las provincias y municipios para brindarles todos los recursos que sean necesarios para trabajar juntos en algo fundamental, que es salvar vidas.
Esta Ley de Alcohol Cero al volante, con los debidos controles y campañas de concientización, en el corto plazo impactará en una disminución de casos de alcohol al volante, y a largo plazo, generará un cambio en los hábitos viales de los argentinos.
(*) Director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.