Histórica marcha contra la violencia de género

Movilización histórica en Villa Mantero, departamento Uruguay.

«Muchas mujeres se animaron a contar sus casos de abuso», asegura una de las organizadoras, Katherine Sánchez.

Por Nicolás Sotomayor

Los feminismos se construyen en las universidades, las escuelas, en diversas organizaciones sociales y también en los pequeños pueblos. La misma dinámica del feminismo en los nuevos tiempos dan lugar a la primera marcha social en Villa Mantero, un municipio a 50 kilómetros de Concepción del Uruguay.

Nada es casual.
Es martes 20 de julio. Katherine Sánchez organiza la manifestación para visibilizar el abuso sexual infantil y la violencia de género. Encuentra una adhesión inmediata de varias gurisas y otras brindan el apoyo sin participar. No todas piensan igual, la heterogeneidad es inherente al colectivo. Pero al mismo tiempo todas tienen algo en común, saben que deben imponerse a la violencia machista organizándose.

«¡Olé, olé… olé, olá… aunque se escondan, no escaparán, por violadores los iremos a buscar!»

Entre pancartas y trazos de telas violetas (símbolo contra la violencia de género) y amarillas (símbolo contra el abuso infantil), las mujeres ponen el cuerpo y cantan en la Plaza General Galarza. La lectura de un petitorio es la carta de presentación de lo que será una manifestación histórica. Se exige que se lleven adelante las políticas públicas para la detección, prevención y erradicación del abuso y la violencia hacia las mujeres y las infancias. También que se aplique la E.S.I. (Educación Sexual Integral) a todas las infancias y adolescencias al igual que la Ley Micaela a los funcionarios públicos.

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«Antes no hubo nunca un colectivo feminista. Tampoco podría decir que todas mis compañeras se sienten feministas, eso no sería justo porque no lo hemos conversado», dice Katherine Sánchez Maquiavelo en diálogo con el diario La Calle. Previo a la manifestación se reunieron 30 mujeres a escuchar a una especialista del área de género. En la marcha se sumaron otras más.
¿Por qué se movilizaron?
Nos movilizamos para visibilizar la problemática de abuso infantil y violencia de género que está muy tapada en el pueblo, muy oculta y negada. Es la primera vez que se hace una marcha en Villa Mantero, no sólo de estas características sino también de cualquier otro tipo de marcha.
¿Cómo reaccionaron los vecinos? ¿Apoyaron o notaron indiferencia?
Algunos vecinos y vecinas no entendían bien que pasaba. Miraban por la ventana. Había algunos hombres que estaban trabajando y se ocultaron detrás de un camión cuando nos vieron pasar con el megáfono y golpeando las ollas.
Muchas personas apoyaron sin ir a la marcha. Las mujeres, sobre todo, enviaron sus mensajes mensajes diciendo que no pudieron ir por «equis» motivo. Creemos que muchas no se animaron o sus maridos no las dejaron, pero nos escribieron para decirnos que sigamos para adelante y dieron las gracias por hacer eso. Otras personas fueron indiferentes o se enojaron por lo que estábamos haciendo. Familiares de los abusadores, que ya están denunciados, quisieron intimidar a algunas compañeras y no entendían qué iba a pasar, si íbamos a escrachar a algún abusador en especial. No se hizo eso, sólo caminamos unas vueltas por las calles, pasamos por la puerta del hospital, la de la municipalidad y pegamos carteles con unas frases.
¿Pertenecés a algún colectivo feminista? ¿Cuántas son del colectivo en Villa Mantero?
Es algo que recién comienza, apenas tuvimos un encuentro antes de la marcha, en el cual recibimos a las compañeras de Basavilbaso que nos estuvieron ayudando. Vino la coordinadora del Área de Género y Diversidad de Basavilbaso, y nos estuvo aconsejando; le pudimos comentar las vivencias que habían tenido de violencia institucional, en la policía y en el juzgado, que se niegan a tomar denuncias. Nos dijeron cuáles son nuestros derechos, porque muchas de las compañeras no saben con precisión cuáles son. Es un grupo muy nuevo, que recién comienza. Sí vamos a ser un colectivo, pero todavía no lo es. No puedo yo en nombre de todas decir que esto es un colectivo feminista porque hay idiosincrasias muy diferentes dentro del grupo. Lo que sí estamos seguras todas juntas es que tenemos que hacer algo para frenar el abuso infantil y la violencia de género.
¿Notaron algún cambio?
Pasó que entre esa semana del encuentro y la marcha hubo muchas mujeres de Mantero que se animaron a contar sus casos de abuso. Algunas publicaron en Facebook, otras chicas adolescentes se animaron a contarle a sus madres así que se supieron de muchos casos nuevos y no denunciados. Las mujeres se animaron a contar algo que siempre estuvo oculto.
¿Cómo quedó el tema? ¿Recibieron alguna respuesta? ¿Volverán a movilizarse?
Ese día entregamos los petitorios en la municipalidad y a la policía. En el juzgado quisimos hacerlo pero no tenemos ningún juez de turno porque estaban de feria judicial. El intendente (Luis Hernán Niz) ese día estaba en Paraná, pero la mujer que lo recibió nos dijo que él había dejado dicho que nos iba a dar una reunión. Seguramente vamos a volver hacer otra marcha porque esto es un tema que lleva mucho tiempo. Queremos generar que más personas del pueblo se despierten de lo que está sucediendo y no miren para otro lado; que hablen de todas esas cosas que siempre fueron tabú y quedaban ocultas por proteger al hombre. Es algo cultural pensar que los hombres tienen el derecho de manosear a las niñas, adolescentes y mujeres de su familia, o de manejarles sus vidas. La idea de la marcha es que ellos se enteren que esa cultura que crió sumisas a las mujeres ya no va más. No lo permitiremos.