Señor director:
No puedo creer que todavía exista gente en la ciudad que llegue a vacunarse y quiera elegir el origen de la vacuna que le vayan a aplicar. Son muchas las historias circulando sobre personas que hacen toda la cola para vacunarse y se niegan a aplicarse dosis de las vacunas que ellos creen menos efectiva. Es increíble como existen personas de a pie que se animan a desairar a la ciencia. Las vacunas no son caramelos, si llegan al país y atraviesan todas las instancias para ser utilizadas, no comprendo el motivo que lleva a cualquier hijo de vecino (persona mayor o menor) a ponerse en una postura de supremacía.
Este comportamiento infantil de personas adultas demuestra dos cosas, primero que hay más vacunas de lo pensado para esta etapa del año y la otra es que caló profundo el discurso de los medios de comunicación, que se encargaron de hacer el lobby necesario por uno u otro laboratorio. Como no podía ser de otra manera, esos que llegan al CEF con aire de superioridad a consultar por el origen de la vacuna, terminan siendo los más ignorantes de todos.
La vacunación no es obligatoria, uno puede hacer lo que quiera con su cuerpo, pero hay muchos que tuvieron que machetearse en el secundario para aprobar Biología y hoy veinte años después se creen virólogos. Dan gracia y un poco de bronca, ya que esos ignorantes pueden influir en otras personas y así complicarse la meta de alcanzar un alto novel de vacunación de la sociedad para tratar de ganarle en parte al covid-19.
Primero debimos esperar que los investigadores hagan su trabajo a nivel mundial después que estemos en condiciones de traer vacunas al país y ahora debemos tratar de convencer y educar a ignorantes que creen tener el conocimiento para decir si una vacuna sirve o no. Vacunate y listo.
Maximiliano Luna
