Señor director:
Lamentablemente estoy viendo que la mayoría de mi entorno, menor a cuarenta años, está vacunado contra el covid y yo no. Algunos son personal de salud, otros docentes, también hay integrantes de las fuerzas y alguna otra ocupación, pero claramente no todos son personal esencial para ser vacunados y de alguna manera consiguen ser inmunizados antes de lo que deberían. Ante mi asombro, muchos de los que están vacunados y no deberían por edad, se esmeran en explicarme cuál es la patología o la necesidad laboral por la cual accedieron a la vacuna.
No sospecho del operativo de vacunación, me indignan aquellos que no pueden esperar su turno y salen a buscar cualquier certificado que más o menos los coloque en un puesto más adelantado de la lista de espera de vacunación.
Esta pandemia nos está dejando ver quién es quién y que la sociedad está más egoísta que nunca. Ni hablar de aquellos que ya están vacunados, que en un primer momento hablaban de envenenamiento y ahora reclaman la segunda dosis, en consonancia con lo que están diciendo desde los principales medios de comunicación del país.
Volviendo a la ciudad, esperemos que se agudice un poco este control de las supuestas personas de riesgo, que parecen ser más de la cuenta. A mí no me van a decir que un joven de poco más de treinta, que juega a la pelota dos veces por semana y hace otras actividades físicas, es una persona de riesgo. Uno puede haber así, pero son varios.
Insisto, nada que cuestionar del esquema de vacunación local, es una mirada sobre aquellos que prefieren ir por la suya y no esperar sus respectivos turnos de vacunación.
Marcelo Alonso
