Hace 50 años se apagaba una estrella deslumbrante del rock

Janis Joplin entró en la inmortalidad hace 50 años. La encontraron muerta en la habitación 105 del Landmark Motor Hotel (7047 de la Avenida Franklin, Los Ángeles).
Estaba grabando el que sería su disco póstumo Pearl, finalmente publicado unos meses después, en enero de 1971. Tenía 27 años. La causa de su muerte permanece, medio siglo después, en discusión: la versión más difundida y aceptada es sobredosis de heroína potenciada con mucho alcohol. Pero como suele suceder en estos casos difusos, florecen otras teorías. No hace mucho, en 2018 en un libro titulado I ran into some trouble (Me metí en ciertos problemas) su amiga Peggy Caserta -juntas vivieron la primavera hippie en Haight Ashbury, San Francisco- explicó la razón de la muerte de una manera un poco más compleja.
“Estaba acostada con cigarrillos en una mano y un par de billetes de 1 dólar en la otra. Durante años me quedé intrigada. ¿Cómo pudo haber tenido una sobredosis y luego salir, y volver a la habitación? Yo tuve una sobredosis y te desmoronás en el suelo, como encontraron a Philip Seymour Hoffman”, declaró.
Caserta, que llegó a la habitación ni bien le avisaron del hallazgo del cádaver, cree que Janis tropezó y se rompió la nariz contra la mesa de luz: murió de asfixia cuando la sangre se acumuló en su garganta. Especulaciones al margen, esa mañana de domingo de 1970 se terminó la vida de una volcánica cantante de blues y rock -tal vez la mejor voz blanca en la historia del género.