A pesar de la debacle económica que vivía el país con una de las devaluaciones más feroces de su historia y en medio de los malabares cada vez más complicados de la dictadura militar, para ocultar sus aberrantes crímenes, los argentinos dejaron de lado por unos diez días sus penurias cotidianas para cumplir el sueño de ver actuar en nuestra tierra a la gran leyenda de la canción popular que, a sus 65 años, venía por primera vez a ofrecer una serie de conciertos.
Desde el domingo 2 de agosto de 1981, momento en que aterrizó junto a su esposa, Barbara, en la República, cada paso que dio ‘La Voz’ acaparó la atención de toda la prensa y la farándula local, se convirtió en tema de conversación diaria de los argentinos
Sinatra brindó una exclusiva cena show el 5, 6, 7 y 8 de agosto en el Hotel Sheraton, en donde, además, se hospedó; y el 9 y 10 ofreció conciertos destinados a un público más popular en el Luna Park. El sueño de tener a Sinatra en la Argentina fue posible gracias a las largas negociaciones del empresario Ricardo Finkel y al apoyo financiero de ‘Palito’ Ortega, aunque la historia oficial injustamente solo reconoce al cantautor tucumano como único responsable, tal vez por su popularidad y por el rojo en el balance de las cuentas finales que debió afrontar, a raíz de una suba del dólar del 200 por ciento
desde la firma del contrato. Más allá de eso, los seis shows que llevaron a un extremo inusitado las capacidades de producir un show que había en el país, y que concitaron la atención del público y de los famosos que no querían perderse la oportunidad de ser parte del acontecimiento, marcaron un antes y un después en la historia de conciertos célebres que se dieron en Argentina.