Hace 20 años moría en California, a los 88 años, John Lee Hooker, uno de los grandes maestros del blues, a partir de una escuela interpretativa que osciló entre el sonido acústico y el boogie eléctrico; y un fraseo casi hablado al cantar que inspiró a decenas de futuras estrellas de rock. «Digan lo que digan todo se reduce a una cosa: un hombre, una mujer, un corazón roto, un hogar roto», fue la escueta y precisa definición que este artista ofrecía cuando se le preguntaba de qué se trataba el blues. Acaso esa simpleza sea el gran secreto de Boogie chillen, su primer gran éxito de finales de los 40, que empezó a marcar el camino para el surgimiento del rock and roll; y de Boom boom, su máxima obra de mediados de los 50 que trascendió en el tiempo.