Futuro sombrío

Por Ariel Vercelli

Una investigación elaborada por el grupo estadounidense de expertos Atlantic Council, ofrece un análisis sobre la industria de vigilancia intercontinental en auge que genera miles de millones de dólares, pero, no obstante, consigue mantenerse fuera del centro de atención. Después de varios años de creciente demanda de contratación de hackers y un aumento en los abusos denunciados por empresas como NSO Group, países de todo el mundo están intentando lidiar con esta industria en gran parte oculta.
El informe se basa en datos recopilados en 20 años de la feria comercial de cibervigilancia ISS World y de las ferias de armas como la francesa Milipol, donde el hackeo es el segmento comercial de más rápido crecimiento junto con productos más tradicionales como armas y tanques. Los autores del informe examinaron 224 empresas de vigilancia presentes en estos programas, observaron su material de marketing, estudiaron en qué partes del mundo anunciaban sus productos y detallaron las ventas conocidas de las herramientas de vigilancia y hackeo. El estudio afirma que numerosas empresas que comercializan a nivel internacional son «proliferadoras irresponsables» y merecen más atención por parte de los responsables políticos.
El comercio es cada vez más global, según el texto, con un 75% de las empresas vendiendo productos de cibervigilancia y espionaje fuera de su propio continente, que además “no parecen tener voluntad de autorregulación». La compañía israelí de software NSO Group es una de las que aparece en la lista negra debido a las acusaciones de que su software espía ha sido utilizado para atacar maliciosamente a funcionarios gubernamentales, periodistas, empresarios, activistas, académicos y trabajadores de embajadas.
Lo más preocupante es la escala del problema porque las ciberactividades “tienen capacidad de causar violaciones tanto en conflictos armados como en tiempos de paz, afectan toda una variedad de derechos y al propio sistema democrático”. Además, el informe señala que la industria está plagada de empresas fantasmas, de loobystas camuflados e influyentes, y de encumbrados dirigentes políticos con intereses cruzados.