Fueron condenados por vender droga

Una plaza, un centro comunitario, dos iglesias y una escuela Primaria constituían el entorno de los kioscos de droga que funcionaban día y noche en los barrios El Toronjal, 6 de Febrero y Las Colinas de Concordia, regenteados por la banda de La Gringa. Estaban rodeados de «soldaditos», los menores que usaban para la actividad delictiva. Sandra Rafaela Córdoba lideraba el grupo narco, integrado por al menos cinco personas, quienes recientemente fueron sentenciadas a prisión tras un juicio abreviado. Además de la mencionada mujer de 50 años estuvieron procesados Juan Carlos Cardozo, Yamila Belén Quiroz, Sandra Vanesa Follonier y un joven J.G.O., con una participación menor.
La investigación fue iniciaada por la División Antidrogas de la Delegación Concordia de la Policía Federal Argentina luego de que una persona que prefirió mantener su anonimato llamara por teléfono para manifestar que en el domicilio de la calle Tierra del Fuego 1120, entre Balcarce y San Lorenzo, al costado del cementerio nuevo de la localidad, un hombre y una mujer apodada La Gringa estarían vendiendo estupefacientes a menores.
El Juzgado Federal de Concepción del Uruguay abrió el expediente y en las pesquisas se observaron en la vivienda denunciada diversos movimientos propios de ventas de tóxicos, especialmente pasamanos a través de una ventana de la casa, en algunos casos, y con ingreso de los compradores al inmueble en otras ocasiones, en horarios diurnos y nocturnos e incluso pudieron ser fotografiados algunos actos de intercambio. También resultaba muy notoria la presencia de los «soldaditos» sentados en la vereda de la casa realizando tareas de vigilancia.
La Justicia autorizó intervenciones telefónicas, que permitieron ir comprobando las sospechas así como ir identificando los roles de cada investigado y otros integrantes de la banda.
De este modo, determinaron que La Gringa era la proveedora y comercializadora de la droga, con la colaboración de Jona, de 30 años, y de su hija Follonier; que Tizo Cardozo era un proveedor de los kioscos de narcomenudeo, y que Quiroz cumplía el rol de acopiadora de las sustancias.