Las negociaciones entre el Gobierno y el Fondo tomarán mayor velocidad, pero no tiene fechas.
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La Argentina y el Fondo Monetario Internacional se embarcaron en los últimos días en un nuevo capítulo de una profusa historia en las últimas décadas y que en el horizonte aguarda por un nuevo acuerdo financiero, que puede incluir más apoyo financiero al plan del gobierno libertario.
Una serie de elementos determinantes definirán la suerte de las negociaciones, que tomarán mayor velocidad y que estarán íntimamente ligadas a la puesta en marcha de una próxima etapa del programa económico.
El ministro de EconomíaLuis Caputo dio el puntapié inicial el martes pasado cuando anticipó que sobrevenía, una vez que el organismo diera el visto bueno a la octava revisión -algo que tuvo lugar el jueves- una negociación formal para un programa nuevo al Extended Fund Facility (EFF) todavía vigente, y manifestó la intención de que ese acuerdo eventual tenga además financiamiento neto adicional.
El sentido que el equipo económico le encuentra a un endeudamiento mayor con el FMI es el de conseguir un colchón de reservas para poder levantar el cepo cambiario
El sentido que el equipo económico le encuentra a un endeudamiento mayor con el FMI es el de conseguir un colchón de reservas en el Banco Central suficiente para que allane el terreno para levantar el cepo cambiario con riesgos macroeconómicos más leves -o descartados-.
Las sumas con las que se especula son variables, pero el mercado ve desde 5.000 o 6.000 millones de dólares, hasta una hipótesis de máxima de USD 15.000 millones con asistencia de otros prestamistas bilaterales.
“Para salir del cepo hay cuatro condiciones: equilibrio fiscal, solucionar los stocks de demanda de dólares heredado, los flujos (de eso el 75% esto está solucionado). Y el cuarto es que haya un relación razonable entre reservas en el BCRA y los pasivos remuneados. No estamos ahí todavía. La cuarta es la que todavía tenemos que seguir trabajando”, planteó.
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Tras ese primer aviso de Caputo, el FMI respondió dos días después con la luz verde a la octava revisión de metas fiscales y de reservas, las que correspondieron al primer trimestre del año y que el Gobierno sobrecumplió con margen. Hubo un tono de apoyo general al plan económico, pero también una serie de asteriscos hacia adelante. Primero lo hizo el directorio y horas después la subdirectora gerente Gita Gopinath.